D. AUGUSTO SERRANO  MONTANER.

Secretario del Excelentísimo Ayuntamiento de Villacarrillo (1924-1937)

Nacido en Palma de Mallorca en 1885, nieto de D. José Serrano Bedoya, y de Dª Eduvigis Ruíz y Candeal; sobrino-nieto del ilustre militar y político del siglo XIX, D. Francisco Serrano Bedoya (Ministro de la Guerra en el 3º gobierno de la primera república, bajo la presidencia de D. Práxedes Mateo Sagasta, 3/12/1874 a 31/12/1874)  y de D. Pedro Serrano Bedoya, Comandante de Artillería y Alcalde de Villacarrillo en  1842 y 1869, familia oriunda de Quesada.

Del matrimonio de D. José Serrano Bedoya y Dª Eduvigis Ruíz y Candeal, nació un único hijo, D. Manuel Serrano Ruíz (Quesada 10/04/1844). 

D. Manuel Serrano Ruíz, hizo una brillante y extensa carrera militar, llena de éxitos y ascensos, llegando a ser General de División.

Muy Joven marchó a Cuba donde participó en la primera guerra (1868-1874); allí entabló una profunda amistad con Valeriano Weyler y Nicolau, con quien compartió la mayor etapa de su carrera militar.

Intervino en las sublevaciones de  Filipinas y en la tercera guerra Carlista.

Murió en 1904 siendo Gobernador Militar de Melilla y Plazas menores del Norte de  África tras pasar por distintos destinos, Valencia, Canarias y Baleares.

En Valencia se casó con Dª Buenaventura Montaner Torres, de cuyo matrimonio nacieron Manuel, Augusto y Alberto Serrano Montaner.

De estos tres hermanos, el mayor, Manuel, nació estando su padre destinado en Canarias (Sta. Cruz de Tenerife 1879); participó en los inicios de la Guerra de Marruecos, llegando al grado de Teniente Coronel, con el que se licenció en base a la Ley Azaña. Durante la Guerra Civil formó parte de Cuartel General del Generalísimo Franco.

El menor, Alberto Serrano Montaner, nació estando su padre destinado en Palma de Mallorca (1893); en 1954 alcanzó el grado de General de División y el de Teniente General en 1959. Participó en la Guerra de África y en la Civil española, cruzando el estrecho de Gibraltar desde el aeródromo de Tetuán para formar parte de la Columna de Madrid, pasando por Extremadura, donde tomó parte en la toma de Badajoz al mando del el 2º Tabor de Regulares de Tetuán, hasta llegar a la Casa de Campo de Madrid. Terminada la contienda, fue Delegado Gubernativo en Granada, Coronel del Tercio de la Legión, Gobernador Militar de Mallorca y de Pamplona; jubilándose de Teniente General.

Nuestro protagonista, Augusto Serrano Montaner; nació en Palma de Mallorca (1885), estando su padre destinado en las Islas Baleares.

En Madrid estudió Derecho, materia en la que alcanzó el grado de Doctor,  ejerciendo como Abogado.

En 1922 aparece como Juez interino de Primera Instancia e Instrucción del distrito del Congreso en Madrid, cesando el 16 de septiembre de 1923 en que es nombrado Juez Municipal suplente del Puente de Vallecas.

Para hacerse cargo del patrimonio familiar, dado que sus hermanos Manuel y Alberto estaban dedicados a la carrera militar, se trasladó a Villacarrillo, donde la familia Serrano poseía un gran patrimonio agrícola en los términos municipales de Villacarrillo y Quesada.

Casado con Dª Carolina López Doncel, tuvo tres hijos; dos hembras y un varón, Maruja, Socorro y Augusto Serrano López.

Maruja, casó con el vecino de Villacarrillo D. Juan Marín, hijo de Vicente Marín, “Vicente el de la Fonda”.

En Villacarrillo, para sustituir al Secretario D. Diego Céspedes, en el Pleno Municipal del 27 de febrero de 1924 presidido por  el Alcalde D.  Manuel Rubiales Mora,  tras votación de los Concejales; es nombrado Secretario D. Augusto, por seis votos contra tres a  favor de  D. Eduardo Gutiérrez Lozano.

El 15 de marzo de 1924, en sesión extraordinaria por la dimisión del Alcalde D. Manuel Rubiales Mora y el Teniente de Alcalde D. Pedro Álvarez Figueroa, se constituye una nueva Corporación presidida por D. Leopoldo Rubiales Mora, (padre del cronista y sacerdote D. Julio Rubiales Campos).

D. Leopoldo Rubiales Mora, por problemas internos de la Corporación, deja de asistir al Ayuntamiento; siendo sustituidas sus funciones por el segundo teniente de Alcalde D. José Rodríguez Campos, que ejerce de Alcalde en funciones, desde el 28 de Marzo de 1925 hasta el 25 de Junio del mismo año en que es nombrado Alcalde D. José Pablo García de Zúñiga y de la Calzada.

Durante el mandato de D. José Pablo García de Zúñiga, en el Pleno del día 27 de agosto de 1925, por la Comisión Permanente en sesión del día seis del mismo mes, se propone al Ayuntamiento en Pleno el nombramiento de “hijo adoptivo” a favor de D. Augusto Serrano Montaner secretario de esta Corporación”, acordándose por unanimidad.

A continuación, a propuesta de la Presidencia, acuerda por unanimidad, dirigirse en súplica al director general de administración, para solicitar le sea concedida a D. Augusto Serrano Montaner, como prueba de la cariñosa estimación como secretario de este Ayuntamiento, la Cruz de la Orden de Carlos III, libre de gastos.

*En este acuerdo contradigo lo manifestado por D. Julio Rubiales en lo que se refiere a su publicación de “Villacarrillo, Miscelánea Histórica”, en que cita como galardón “La Gran Cruz de Isabel la Católica”.

El título acreditativo de hijo adoptivo de Villacarrillo a favor del doctor don Augusto Serrano Montaner, secretario de su Ayuntamiento, fue confeccionado con primor por el excelente artista don Manuel Vázquez Massana.

El 27 de abril de 1926, presenta su dimisión tras un voto de censura, D. José Pablo García de Zúñiga, sucediéndole D. Antonio Gallego Fernández.

En el Pleno de 17 de Mayo de 1927, se crea “La Medalla de Oro de la Ciudad”, para premiar el mérito cívico; concediendo las dos primeras a sus Majestades D. Alfonso XIII y a Dª Victoria Eugenia, con motivo de los veinte y cinco años de su coronación. Así mismo se acuerda conceder la misma distinción al secretario de la Corporación D. Augusto Serrano Montaner.

El 4 de diciembre de 1929, deja la Alcaldía D. Antonio Gallego y es relevado por D. Pablo Conde Bellón que ejerce de Alcalde hasta el 15 de febrero de 1930, en que es sustituido provisionalmente por el concejal de mayor edad D. Luís Climent Villaescusa, hasta que en el Pleno extraordinario del 15 de marzo de 1930 es nombrado D. José Poblaciones Nieto que ejercería el cargo hasta el 5 de febrero de 1931, que al celebrarse próximamente las elecciones municipales, es cesado por el Gobernador Civil.

Tras votación de los concejales en este Pleno, se elige alcalde provisional a D. Andrés Pastor Orozco hasta la entrega de poderes al alcalde socialista D. Salvador Martínez Fernández (17 de abril de 1931).

* Hago esta relación de alcaldes para hacer notar la excelente profesionalidad de este Secretario, con los que colaboró estrecha y honradamente, pasando por la etapa de la dictadura de Primo de Rivera a la de de transición del General Berenguer para seguir en la de la República y la Guerra Civil.

Durante el primer bienio reformista, colaboró estrechamente con el Alcalde D. Diego Marín González, de tal manera que el 16 de diciembre de 1933, el Ayuntamiento en Pleno y a propuesta de la Alcaldía, se aprueba por unanimidad la solicitud al Ministro de Estado, para le sea concedida al Secretario del Ayuntamiento D. Augusto Serrano, su ingreso en la “Orden de la República” como galardón y premio extraordinario a las constantes muestras que viene dando en el desempeño de su cargo, de su entusiasmo por el nuevo régimen y la competencia y lealtad con que sirve a la corporación, desde el día de la proclamación de la República.

Formó parte junto al alcalde D. Diego Marín de la Comisión Organizadora de la Asamblea Regional Andaluza, que se inició a mediados de 1931, meses después de la proclamación de la Segunda República, y culminó con la celebración de la Asamblea de Córdoba en enero de 1933, para la discusión y aprobación del Estatuto de Andalucía.

El 18 de julio de 1936, al producirse la sublevación militar, D. Augusto Serrano, se puso decididamente del lado de la República, tanto es así que en compañía del alcalde en funciones D. Blas Martínez de la Torre se personó en el cuartel de la Guardia Civil para que el comandante del puesto cumpliera las órdenes emanadas del Gobernador Civil de la Provincia en cuanto a confiscar todas las armas que tuviesen los ciudadanos de derechas de Villacarrillo.

El citado alcalde en funciones, así lo relata en el pleno del 23 de julio de 1936:

“al tener noticia del levantamiento el dieciocho de los corrientes por el Gobernador Civil y Frente Popular de la provincia, tomo las más urgentes medidas, como fue ponerse al habla con el comandante de Puesto de la Guardia Civil e invitar a este, de acuerdo con las ordenes de Jaén, a la recogida de armas de fuego de los elementos de derechas, a los que acompañaría un guardia o sereno del Ayuntamiento; si bien el sargento de la Guardia Civil no se manifestó resueltamente en contra de la Alcaldía; tampoco presto una franca y decidida colaboración a la misma; pues escudándose en ordenes que decía tener de sus superiores, y sin que sus superiores se lo ordenaran se negó a prestar el servicio requerido; fue preciso que el mismo Gobernador le hablara personalmente por teléfono, para que dicho Comandante de Puesto se decidiera a dejar que una pareja de guardias civiles saliera esa noche con otra de serenos y en las tres o cuatro horas que dedicaron a tal cometido, solo recogieron dos escopetas, pues el tal sargento hasta se permitió indicar, que la lista de los individuos a quienes se recogieran las armas fuera solamente de los de gran significación y que fuera lo más corta posible.

Se negó a facilitar el servicio de custodia que se le intereso para las oficinas de Telégrafos y Teléfonos, al objeto de evitar pudieran ser utilizados por posibles facciones locales, cuando el pueblo se hallaba en absoluto desarmado en virtud de la recogida de armas llevada a efecto por los radicales y cedistas que anteriormente mandaban.

Fueron momentos de gran desesperación por parte de la Alcaldía, que veía se estaban perdiendo preciosos momentos para armar al pueblo, que se hallaba totalmente indefenso, incluso el mismo Alcalde al que el Secretario del Ayuntamiento entregó una escopeta de su propiedad y unos cartuchos de bala; además de una carabina que dicho Secretario tiene propia, son las escasas armas de que disponía la Alcaldía, ya que por la actitud del Sargento del Puesto se veía que no se podía contar con dichas fuerzas”.

Así comenzó la contrarrevolución, y ante las apremiantes llamadas de Frente Popular de Jaén, se procedió sin la ayuda de la Guardia Civil y solo por los municipales, al desarme de cuantos elementos de derechas infundían sospechas, … resalta el Alcalde al Secretario del Ayuntamiento, que desde el primer momento y el mayor entusiasmo, se puso incondicionalmente a su lado, del que no se separó en ningún momento; e incluso movilizó un destacamento de voluntarios para marchar junto al Secretario y el Alcalde a Campillo de Arenas para hacer frente a un destacamento de insurrectos procedentes de Granada.

También marchó esta Alcaldía con otro grupo de voluntarios y el secretario del Ayuntamiento y su hijo, a tierras de Albacete, entrando en los pueblos de Bienservida y Alcaráz, a cuyos pueblos fueron por orden del Frente Popular de la Provincia, ante el temor de que penetraran en la provincia de Jaén los insurgentes de Albacete.

La Corporación por aclamación felicita al Alcalde en funciones, D. Blas Martínez y la lealtad y entusiasmo con que en todo momento a procedido el Secretario del Ayuntamiento en defensa de la República, excediéndose en el cometido de sus funciones y trabajando intensamente  dentro y fuera del Ayuntamiento, para la paz y tranquilidad pública y en defensa de la democracia y gobierno legítimo de la República, llegando a empuñar las armas para la defensa de la misma y alistándose él y su propio hijo D. Augusto Serrano López en las Milicias del Frente Popular con las que fueron a los pueblos mencionados como simples milicianos.

D. Augusto Serrano Montaner, desempeñó su cargo hasta el 31 de Julio de 1937, en que es nombrado con carácter interino, Juez de Primera Instancia e Instrucción de Almadén (Ciudad Real). El Pleno por su presidente, D. Luís Martínez García, lamenta la pérdida de tan querido compañero.

En la Gaceta de la República nº 212, aparece su nombramiento que dice:

Ilmo.  Sr.: Visto el informe favorable emitido por el Presidente de la Audiencia de Jaén y de conformidad con lo preceptuado en el Decreto de 15 de Agosto de 1936, convertido en Ley por la de 19 de diciembre del propio año, Este Ministerio acuerda nombrar Juez de Primera Instancia e Instrucción interino a don Augusto Serrano Montaner, que pasará a desempeñar el Juzgado de Almadén, en la provincia de Ciudad Real.

Lo digo a V. I. para su conocimiento y efectos oportunos. Valencia, 29 de Julio de 1937.

Manuel Irujo y Ollo. Señor Subsecretario de este Ministerio.

El 25 de agosto tomó posesión de Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción de Almadén (Ciudad Real), cargo que desempeñó hasta final de noviembre de 1938. Durante este periodo fué también nombrado Magistrado suplente, en comisión de servicio, del Tribunal Popular de Extremadura, que estaba en Cabeza del Buey; sin dejar de ser Juez de Almadén; el 25 de noviembre, fue destinado a Jaén como Juéz Especial del Tribunal Popular, desempeñando este cargo hasta la entrada de las tropas nacionales.

El día 27 de Abril fue detenido en el Hotel Comercio de Jaén, donde se hospedaba, hallándole en posesión de 361.000 pesetas en billetes de la República, que según declararan sus tías Dª Clotilde y Dª Eloísa Serrano de San Martín, le habían entregado a su sobrino para su canje en billetes de mil del Banco de España; así lo certifica también el Jefe de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de Villacarrillo D. José González Hervás.

Fue encarcelado en Jaén y sometido a un proceso sumarísimo, nº 16.137 acusado del delito de rebelión, siendo condenado a doce años de prisión que, posteriormente le fue conmutada por la de seis años, saliendo de la cárcel en libertad condicional el día 10 de Junio de 1.941, fijando su residencia en la calle D. Juan Villarasa nº 2 de Valencia, donde murió en 1.946.

Para hacernos una idea de cómo se desarrolló la vida en Villacarrillo en los tristes años 1.936 – 1937, trascribo su declaración en el proceso sumarísimo; si bien no hay que olvidar en qué circunstancias se encontraba en aquellos momentos….

Jaén 24 de mayo de 1939.-

Augusto Serrano Montaner, hijo de D. Manuel y Dª Buenaventura, de 54 años de edad, de estado casado, natural de Palma de Mallorca, vecino de Villacarrillo (Jaén), con domicilio en Hotel Comercio de Jaén, de profesión secretario de Administración Local y destinado en SIN SITIO AHORA.

Al estallar el Movimiento Nacional, me hallaba de secretario del Ayuntamiento de Villacarrillo (Jaén), en cuyo cargo llevaba más de doce años sirviendo indistintamente con derechas e izquierdas, procurando en todo momento estar alejado de cuanto pudiera tener relación con significación política alguna; únicamente observando una conducta así, unida a una austeridad también absoluta, se podía sobrellevar las fluctuaciones tan tremendas de la política española de los últimos tiempos.

Del Movimiento Nacional, me enteré por la radio, ignoraba por completo su existencia, su finalidad y las causas que lo motivaron; como también ignoraba que dicho Movimiento tuviera comprometidos colaboradores en Villacarrillo y ni por deducción podía sospecharlo, ya que, y en contra de lo que normalmente ocurría otros años, en Julio de 1936, los individuos de mayor significación derechista tanto política como pecuniaria se hallaban ausentes, con la excepción de D. José Poblaciones Nieto, que permaneció sin ocultarse hasta que el “Frente Popular” ordenó su detención con otros muchos de menor significación política que no recuerdo, por cuanto nada tenía que ver el que suscribe con la actuación del expresado “Frente Popular” . También la Guardia Civil se había retirado de la población el 19 ó 20 de dicho mes y hasta el Jefe Local de Falange se había ido. ¡Bonita situación!.

El Ayuntamiento funcionaba con independencia del “Frente Popular”, si bien el Alcalde, en aquella fecha, aunque no lo presidía, formaba parte del mismo y ello no impidió el que de varias de las facultades del Ayuntamiento, éste se viera despojado y pasaran al “Frente Popular”, como ocurrió con lo que a orden público se refiere, ya que los guardias y serenos fueron sustituidos por una milicia que creó el “Frente Popular” y cuya misión era además de custodiar edificios, atender a la vigilancia del pueblo y especialmente la entrada y salida del mismo; la milicia local se creó sobre el doce o cosa así de Agosto.

La situación en el pueblo desde que se había iniciado el Movimiento Nacional, iba empeorando de día en día; las detenciones aumentaban constantemente, si bien en los primeros momentos fue una garantía de vida para los detenidos, llegó un momento en que pasó a ser todo lo contrario y, el estar detenido era un verdadero peligro; y yo temía el que alguien pudiera delatar  el que mi hijo se hallaba afiliado a la Adoración Nocturna o a la Cofradía de Jesús de los Azotes de Villacarrillo o que pertenecía a la Federación de Estudiantes Católicos de Granada o simplemente que había estado en dicha población  en el Colegio  Mayor San Bartolomé y Santiago, ya que cualquiera de estos títulos era más que motivo para merecer el encierro y quien sabe después.

Seguían las llamadas incautaciones sin límite alguno; registros domiciliarios eran constantes y en aquél caos en que no quedaba principio alguno de autoridad, pues los distintos grupos políticos no se respetaban y aún dentro del Socialista los que mandaban, tildaban de derechistas a los que se hallaban en el Ayuntamiento, no cabía pensar en otra cosa que en Dios, pues los hombres parecían fieras, y todo eran desconfianzas y temores.

Vino a empeorar la situación el hecho de que fueran sacados de la prisión tres detenidos, uno de ellos D. Francisco Palomares, sacerdote, y asesinados fuera del término municipal; de ello tuve noticia al siguiente día de la madrugada en que lo realizaron, recordando únicamente, pues puse especial empeño en que no me hablaran de tal hecho por la indignación que me causaba que, uno de los conductores era yerno del entonces presidente del “Frente Popular” Antonio Muñoz Cayuela. Pero quiso también Dios que, en el mismo día o al siguiente de cometerse los asesinatos; en una reyerta habida en una casa de prostitución y al tratar de poner orden los serenos, según el público decía y cuya veracidad ignoro, fueron muertos “el Cuesco”, que es mote y cuyo nombre ignoro y su acompañante; según el decir público, tomaron parte en los asesinatos referidos.

Este hecho motivó, porque el populacho lo exigió, el que cuanto tenía relación con el Orden Público, pasara a depender del “Frente Popular”, para ir anulando al Ayuntamiento que, aunque con carácter marxista, era de tendencia templada, salvo la presión de la ”Casa del Pueblo” y “Frente Popular”, verdadero amo y señor del pueblo.

Las Radios de todas las poblaciones, por sus noticias tan contradictorias producían en mi ánimo un efecto catastrófico, tanto como mi convivencia en aquella jaula de locos en que realmente se había convertido Villacarrillo; de no haber tenido una familia por quien velar, (madre con cerca de ochenta años, mujer enferma, hasta el punto de tener que llevarla a mediados de 1937 a un sanatorio cerca de Valencia, en Cuart de Poblet, dos hijas y el varón que ya he citado), hubiera tratado de huir, pues en el pueblo no había con quien hablar y menos de quien fiarse.

Pero un hecho me dio fuerzas para sobrellevar tanto infortunio y me marcó el camino que debía seguir; una de las radios nacionalistas, habló encomiablemente de la conducta del Jefe del 2º Tabor de Regulares de Tetuán, primeras fuerzas que en aviones llegaron a Sevilla, y aunque no recuerdo la fecha exacta de la noticia referida, no debió ser mas tarde del 22 de Julio de 1936; y como ese Jefe a quien la radio se refería es mi hermano Alberto a quien llevo cerca de nueve años de edad, y muchas veces serví de padre, ya que tuvimos la desgracia de perderlo cuando era muy niño y esto quiere decir que conozco perfectamente las cualidades morales de mi dicho hermano, al saber que mi expresado hermano Alberto había abrazado de lleno el tomar parte del Movimiento Nacionalista, no necesité más para considerarme obligado a secundar, en cuanto de mi dependiera dicho Movimiento; pues sin ser una causa noble, me consta que ninguno de mis hermanos la habría seguido; y al seguirla el pequeño en la forma tan brillante que la radio decía, sin saberlo me constaba que también mi hermano mayor Manuel que se hallaba de Teniente Coronel retirado en Valladolid también la habría seguido, como luego supe así había sucedido, y yo de hecho y calladamente, me integré a lo que después dieron en llamar la 5ª columna e hice en pro de la causa Nacional cuanto en mi estuvo.

En armonía con mi pensamiento dicho, necesitaba ganarme la confianza absoluta de los componentes del Ayuntamiento y para lograrlo, no dudé en formar parte de dos expediciones, que si no mal recuerdo, se llevaron a efecto en los últimos días de Julio de 1936. Una a Campillo de Arenas y otra a Alcaráz y Bienservida; ambas expediciones tenían por objeto, según se informó por el alcalde en funciones Blas Martínez que fue que las capitaneó, ayudar a los vecinos del primero y desarmar a las derechas de los otros dos. Esto es lo que de público se decía y si mi memoria no me es infiel en una de las actas de las sesiones de aquella fecha constaran en forma muy ampulosa referencia de las expediciones dichas, pues mi deseo era granjearme totalmente la confianza de aquellos hombres que integraban el Ayuntamiento y poder ayudar a las víctimas de la tiranía reinante.

El resultado cierto de las expediciones indicadas, es que en Campillo de Arenas no hubo que ayudar a nadie por cuanto dicho pueblo no era atacado; (ignoro de donde se sacaría el “Frente Popular” que tal pueblo lo estaban atacando los Nacionales, pues a mí por la radio me constaba que por allí no había fuerzas) y en los otros dos pueblos no se desarmo a nadie y la expedición se limitó a comer unos borregos que en honor a la verdad Blas Martínez quiso abonar y el Alcalde de Bienservida no consintió, ofreciendo abonarlos él. En cada una de tales expediciones y con escopetas, iban unos veinte hombres; y en la segunda, conociendo lo inofensivo de ellas y para dar confianza también a mi hijo, y que no lo detuvieran aunque lo denunciaran como católico ferviente, hice que nos acompañara.

En Bienservida se prestó un buen servicio; unos de Cazorla que allí llegaron en una camioneta, de una tienda se apoderaron de varios objetos y Blas Martínez, al frente de los de Villacarrillo hizo que restituyeran o abonaran su importe. Como es natural, apoyé a Blas Martínez; este detalle seguramente no lo hice notar en el acta, porque no le interesaría a la Corporación de aquella fecha.

Y ya lograda la confianza, no salí en mas expediciones ni figuran por tanto estas reflejadas en las actas de las sesiones municipales; lo primordial lo había logrado.

Mi esposa secundándome, mejor dicho, aventajándome y al amparo de su salvoconducto, que para su libre entrada en el Hospital Municipal obtuve del “Frente Popular”, en atención a su enfermedad y con el pretexto de que las monjas le tenían que inyecciones diariamente visitaba a estas todos los días y se comunicaba con los presos que se hallaban incomunicados, en atención a que estaban recluidos en el local que había sido iglesia para el servicio de las monjas y cuyo local tenía una puerta de comunicación con el patio del referido Hospital.

A todos les llevó el consuelo de su diaria visita, cartas de los familiares y a estos de los presos siempre que se las entregaban, recados, encargos, novelas, tabaco y medicinas que yo podía adquirir, aunque pronto escasearon.

En la zona roja, estaba totalmente prohibido oír las emisiones de radio de la España Nacionalista, y desde el primer día les facilitaba noticias de radio Salamanca y radio Sevilla; y como la Iglesia de las monjas sólo se halla separada de un patio de la casa que vivimos en Villacarrillo por una calle estrecha y yo había podido conseguir que para la ventilación se ordenara por el Alcalde que se quitaran las vidrieras de la Iglesia, mi esposa al visitarlos les decía que si por la noche, después de oir radio Salamanca, cantaba determinada canción, era señal de que las noticias eran favorables a la causa nacionalista.

También conseguí de la Alcaldía el que en la citada Iglesia se hicieran unos retretes y evitar que los presos hiciesen sus necesidades en recipientes. En varias ocasiones con excusa de ver a las monjas, visité a los presos y les llevé el consuelo de que sus vidas no peligraban; aunque en realidad, a mi no me constaba la certeza de mi afirmación, ya que no tenía ni la seguridad de mi propia existencia. Recuerdo que en una ocasión y con motivo de un accidente ocurrido al paso de la columna Miaja en dirección a Córdoba, hubo un intento de asalto a la Iglesia por el populacho en su mayoría mujeres y que exigían fueran muertos todos los detenidos. Junto con Blas Martínez y el jefe de la prisión D. José Manresa, contribuí a rechazar aquel intento de asalto.

Hallé apoyo en el Ayuntamiento al indicar que, para cumplir lo ordenado por el Frente Popular, evitó con su decidida oposición que uno de aquellos perversos, consumara su intento de levantar las ropas a sor Victoriana, so pretexto de ver si debajo de las ropas llevaba rosario alguno.

Mi casa era un verdadero depósito de objetos del culto católico procedentes de la iglesia de las monjas, depósito que quedó guardado toda la guerra, y todo ello fue traído personalmente por mi esposa burlando la vigilancia de los milicianos, e incluso trajo una virgen de las Mercedes, librándola de ser quemada, también se guardaron los hábitos de las monjas, rosarios, devocionarios, y otras cosas más que no recuerdo.

De D. Ricardo Sanjuán y su familia, se guardaron en casa, ropas, dinero y algunas monedas de oro, este señor fue sañudamente perseguido y hasta cumplió condena impuesta por el jurado de urgencia.

Pueden atestiguar lo manifestado, entre otros:

El Padre Fernando, Barandas nº 4.

La Madre Superiora del Hospital.

El Juez de 1ª Instancia e Instrucción, D. Juan Antonio Linares.

D. Ricardo Sanjuán, maestro nacional y su hija Carmela.

D. Domingo Ramírez, propietario y representante de la Tabacalera, hoy.

Las señoritas Mané y Aurora Poblaciones, hijas del comandante del mismo apellido y que ha estado preso casi toda la guerra.

La señorita Alejandra de la Hoz, que también ha tenido al padre preso y vive en el callejón de Corencía nº 16.

También pueden informar de mi comportamiento los expresos residentes en Villacarrillo:

D. Cristóbal Cuevas, actual cura Párroco.

D. Fernando Climent, actual alcalde.

D. José Montejo, actual jefe de Falange Local.

D. José Poblaciones, comandante de Infantería de Marina.

D. Matías Magaña Bustos, sastre.

D. Juan Manuel Marín Ballesteros, fondista.

D. José León Castillo, albardonero.

D. José Arévalo León, practicante.

D. Tomas Mercado, comerciante.

D. Avelino de la Torre, cantor de la Iglesia.

D. Juan Francisco Bonachera Arias, procurador.

D. Cristóbal Poblaciones Román, abogado.

D. Hipólito Rodríguez Esteban, notario.

D. Ildefonso Román Soto, médico forense, que no fueron encarcelados.

También a través de Enrique Rojo y en ausencia de Cayuelas, conseguí del Frente Popular un aval a favor de D. Antonio Gallego que se hallaba detenido en Madrid, por lo que fue liberado.

Cansado y fatigado de ver tanto desatino y tanta locura, y aprovechando el ofrecimiento que me hiciera D. Gonzalo Martínez García, de que un hermano suyo que pertenecía a la CNT, podría ser destinado a algún consulado, fui con el referido señor a Madrid; pero nada se pudo lograr por cuanto el indicado hermano había fallecido poco antes.

Mi anhelo por poder marchar al extranjero con toda mi familia para unirme a mis hermanos en la España Nacional, no lo pude lograr.

Para colmo de males, vino el cambio de los Ayuntamientos por los Consejos Municipales, y por tanto, la entrada de los partidos comunista y cenetista, amén de una representación del grupo de mujeres socialistas; y aquello, sin exageración, era  una sucursal del infierno; recuerdo que la primera sesión duró más de siete horas, no recuerdo más dislates en mi vida.

Y viendo los constantes nombramientos de jueces de Primera Instancia que venían en la “La Gaceta”, solicité mi pase a la carrera Judicial y fui nombrado Juez de Almadén, tomando posesión del cargo el 27 de agosto de 1937.

Hallándome en Almadén, fui designado por la Sala de Gobierno de la Audiencia de Ciudad Real, para actuar como Magistrado del Tribunal Popular de Extremadura que tenía su sede en Cabeza de Buey, y personado en dicha población, y alegando no recuerdo que infracción de preceptos procesales que estimé que existían en los sumarios que habían de conocerse en los dichos juicios señalados para su vista y fallo, conseguí que todos ellos fueran suspendidos y evité el ser yo el sentenciador de lo que a mi conciencia repugnaba; citado a los nueve días para la celebración de aquellos u otros juicios, envié al Presidente del referido Tribunal, un certificado facultativo expedido por el forense y otro médico, acreditando hallarme enfermo. Y ya no hubo lugar a nueva citación, por cuanto Cabeza de Buey fue conquistada por las Tropas Nacionales, y no tengo noticia de que dicho Tribunal actuara nuevamente.

De todo lo dicho existe constancia en mi expediente personal que como Juez dejé en la Secretaría del Juzgado de Almadén al salir para tomar posesión en comisión de servicio, por acuerdo de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo y a propuesta del Presidente de la Audiencia de Jaén, del Juzgado Especial del Tribunal Popular de Jaén y su provincia, y de cuyo Juzgado Especial me posesioné el 5 de diciembre de 1938.

Este Juzgado me lo encontré atrasadísimo en el despacho de expedientes y sumarios,  por lo que los detenidos en preventiva se eternizaban y desde el primer momento trabajé con ardor para echar a la calle el mayor número de  detenidos y me cabe el orgullo de decir que con escasísimo personal a mi servicio, para ganar tiempo y que no estuvieran detenidos por falta de personal, se extendían y firmaba los mandamientos de libertad, sin extenderse los autos, ello puede comprobarse porque en muchos de los expedientes se puede ver que no está el auto; y sin embargo, en la prisión provincial o en la militar se hallará el correspondiente mandamiento de libertad o de prisión atenuada en su domicilio particular.

Estoy satisfecho de mi actuación como Juez Especial, por cuanto apareciendo como “Juez Rojo”, he hecho verdadera justicia al restablecer el imperio del derecho, restituyendo a sus casas a tanta víctima inocente del odio y la barbarie.

A ningún letrado puse jamás impedimento para su cliente; y se dio el caso, varias veces, de que al pedirme un letrado, una libertad, esta había sido ya notificada sin haberla pedido nadie.

Podría hacer casi interminable la relación de beneficios por mi realizada, pero en gracia a la brevedad y a estimar que no hace falta aducir mayor número de pruebas de mi actuación, hago punto y solo diré que habré despachado unos ciento cincuenta expedientes y sumarios, dictando resoluciones en contra casi siempre de los informes de los “Frentes Populares”, o prescindiendo de ellos; no obstante ser preceptivo el pedirlos y deber de atenerse a ellos y que los testimonios de sentencia que me remitió el Tribunal de la Hacienda, los tramité SIEMPRE como diligencias previas y los terminé acordando su archivo sin llamar a los encartados ni a declarar siquiera. En el archivo del que fue mi juzgado estarán todos en la forma que digo.

Propongo como testigos para que depongan con referencia a mi actuación a:

D. Emilio Aguayo, Presidente que fue de la Audiencia.

D. Antonio Herrera, Decano del Colegio de Abogados.

A los Letrados señores Anguita, D. Virgilio, padre e hijo; Señores Buytrago, Villar, Castro y Parras; y en general a todos los que hayan tenido algún asunto en mi juzgado y durante mi actuación.

D. José Gaona, que vive en la calle Ancha.

Fernández Ramos, Interventor de Hacienda.

La señorita Teresa Espejo Tortosa, Plaza de la Audiencia nº 3.

Las señoritas de Ogalla, calle Matavejíl nº 3.

Las señoritas María y Anita Fernández López, c/ Higueras nº 9

Dª Pilar Gutiérrez Bonilla y Ángeles Sánchez-Puerta, Hurtado nº 8.

D. Antonio Vázquez de la Torre, actual Gestor Municipal.

Y para que conste y surta efectos ante el Sr. Juez Militar de Funcionarios, extiendo la presente en Jaén a 15 de Abril de mil novecientos treinta y nueve.- Año de la Victoria.

Augusto Serrano. Rubricado.

 Durante el procedimiento, declaran por escrito a su favor por Villacarrillo:

El día 17 de abril de 1939, D. Cristóbal Moreno Magaña (Párroco de Villacarrillo).

El 19 de abril, igualmente D. José Montejo Leonor, Jefe Local de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.

El 2 de junio, Sor Gavina Paternay y Garate, Superiora de las Hermanas Mercedarías del Santo Hospital de Villacarrillo.

14 de febrero de 1940, D. Juan Poblaciones Nieto.

Sentencia: 18 de febrero de 1940.

FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al procesado AUGUSTO SERRANO MONTANER, a la pena de doce años y un día de reclusión temporal, como autor responsable de un delito de auxilio a la rebelión militar, sin circunstancias, con las accesorias de inhabilitación absoluta y al pago de las responsabilidades civiles. La suma intervenida, pase a disposición del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, – una vez firme esta resolución.-

El día 23 de julio de 1940, D. Augusto se dirige por escrito al Tribunal solicitando copia de la sentencia recaída, por desconocer la misma.

El 27 de junio de 1941, a propuesta de la Comisión Central de Examen de Penas del Ministerio del Ejército, y en contra de la opinión del Tribunal que lo juzgó,  se le conmuta la pena de doce años, por la de seis años y un día.

El 4 de marzo de 1943, se solicita desde la Auditoría de Guerra de la 2ª Región Militar, que le apliquen los beneficios de prisión atenuada previstos en el Art. 7 del Decreto de 2 de septiembre de 1941. Beneficios que le son concedidos.

El 25 de marzo de 1943, el Capitán General de la 2ª Región Militar envía al Sr. Juez de Ejecutorías nº 3 de Jaén, un escrito interesándose por la aplicación de los beneficios de D. Augusto Serrano; contestando a este “que el indicado individuo se halla en libertad condicional desde el día 10 de junio de 1941, habiendo fijado su residencia en Valencia, calle D. Juan Villarasa nº 2”.

Nota del Autor:

Desde el 27 de junio de 1941, se aprecia la intervención de sus hermanos; ya que al estar en libertad condicional desde el 10 de junio, todos los escritos y acciones judiciales posteriores, obedecen a dar carácter de legalidad a su anticipada puesta en libertad.

Bibliografía

Villacarrillo, Miscelánea Histórica. Julio Rubiales Campos.

Las Carolinas Orientales: 1890. Luís Serrano Valls.

Archivo Histórico Nacional.

Archivo Histórico del Tribunal Militar Territorial de Sevilla.

Archivo Municipal de Villacarrillo.

Boletín Oficial de la Provincia de Madrid.

Hemeroteca de ABC.

                                                                                   Victorio Parra Arcas

                                                                                 vparcas@hotmail.com