BENITO LECHUGA (cuasinívola)

José Parra Jiménez 2003. (relato de mi padre para disfrute de sus descendientes y a partir de ahora para disfrute universal)

Benito Lechuga -un bendito de Dios- era hijo natural de Fermina Lechuga, honrada y afanosa mujer que se ganaba l.a vida trabajando por horas en la limpieza de las casas de algunas familias acomodadas de la ciudad. Siendo Benito niño, para no dejarlo solo su madre Fermina lo levaba consigo a las casas a que asistía, y mientras aquélla se entregaba a la limpieza, el chiquillo permanecía embobado ante los ricos tresillos, alfombras, tapices, cornucopias, arañas y taraceadas consolas, y, especialmente, en la casa de la señora viuda de Rengijo, quedaba como en éxtasis ante un cuadro de severo marco que representaba a un viejo y melenudo señor, de tétrico semblante, con bigote y perilla formando una cruz de Santiago, que vestía un rico uniforme entorchado de académicas palmas sobre el que destacaban vistosa banda y rutilante condecoración. Ya en su casa, Benito, que era tímido y retraído, gustaba aislarse y esconderse, incluso debajo de las faldas de la mesa de camilla, soñando allí que era, ya un valeroso guerrero; bien un intrépido explorador amazónico; ora un torero aclamado por las multitudes, sea, en fin, un temerario astronauta avezado a recorrer los espacios siderales, todo según iba leyendo en coyotes, almanaques, tebeos y otra literatura semejante. Pero su desideratum era ser lo que había sido –y eso no lo sabía Benito- aquél viejo y melenudo señorón representado en el cuadro que tenía la señora viuda de Rengifo.

Benito Lechuga aprendió, con fruto las primeras letras y estando ya en edad de ponerse a trabajar, su madre Fermina, que no podía costearle una carrera, consiguió colocarlo de mancebo en la farmacia de Don Benjamín Ruibarbo, la más tradicional de la ciudad, algo venida a menos porque su titular, hombre chapado a la antigua, fue tardo en sustituir el jarabe de tolú y brea y la esencia de melisa por los modernos específicos farmacodinámicos, y se negaba a expedir anticonceptivos, preservativos y anaovulatorios, así como aquellas recetas magistrales en las que entrase como componente, bien el polvo de cantáridas, de supuestas virtudes afrodisíacas, ya el cornezuelo de centeno, por sus reconocidas propiedades abortivas. Yo tuve ocasión de conocer a Benito cuando frecuentaba la tertulia de la rebotica de Don Benjamín.

Cuando murió su madre, careciendo Benito de otros familiares conocidos, encontró acomodo en la modesta casa de huéspedes que en una calle suburbial regentaba Doña Generosa Buendía, viuda de un sargento de la Legión que murió de ataque de delirium tremens. Allí ocupaba Benito una reducida habitación de la planta alta que recibía la luz, de día, a través de un pequeño ventanuco, con reja de hierro remetida, que daba al musgoso tejado de la vecina casa; y de noche, por una melancólica bujía, sin pantalla ni tulipa, que pendía de un cable eléctrico ennegrecido por las moscas. Un, menguado catre de madera; una mesilla de noche, también de madera, con su hueco para el orinal de loza, y un pobre lavabo con palangana, cubo y jarro de barata porcelana desportillada completaban el ajuar del habitáculo, al que servía de único adorno, una vieja litografía, pendiente de una alcayata, que representaba a la casta hebrea Judit mostrando al pueblo de Israel la sangrante cabeza de Holofernes. Había, sí, también un viejo armario de luna, pero éste se lo reservaba Doña Generosa para sí; Benito guardaba se equipaje exiguo en una modesta maleta de madera que colocaba debajo de la cama. En consonancia con el habitáculo estaba la dieta que se suministraba en la pensión, pues Doña Generosa no lo era en cuanto a las raciones que servía a sus pupilos, harto parcas y frugales y siempre en cantidades homeopáticas.

Como final de su novenario, se celebraba la solemne procesión de la Patrona. Pasaba el desfile por la calle Real, vistosamente engalanada, en la que el voltear de las campanas, el bullicio de la muchedumbre, el detonar de los cohetes, la variedad de los cánticos marianos, ponían una nota sonora y colorista en el jocundo ambiente. Habíase levantado un arco de madera, revestido de plantas trepadoras, banderolas, grimpolas y gallardetes, con una inscripción a grandes letras que decía: «Bendita sea tu pureza», bajo el cual desfilaba la comitiva. En una de las aceras contemplaba Benito Lechuga el vistoso desfile, cuando sintió un súbito sobresalto, una vivísima emoción al ver aproximarse la presidencia del cortejo, encabezada por el Señor Alcalde Don Expedito Lumbreras, rodeado de las fuerzas vivas de la ciudad. Marchaba Don Expedito muy dueño de sí, con andares acompasados, batiendo rítmicamente el suelo con su bastón de mando, desabrochado el chaqué para que quedara bien a la vista el vistoso fajín morado que, como símbolo de su autoridad edilicia, circundaba el ecuador de su esférica cintura. El «Bendita sea tu pureza» de la inscripción del arco, lo consideró Benito alusivo a la del Señor Alcalde, y cuando observó el empaque, la solemnidad y prosopopeya con que pasaba bajo él la autoridad municipal, con el resto de la comitiva, sintió la revelación de su destino y el sentido de su vocación, como si una voz inapelable se la revelara. «Yo sé quien soy», pudo exclamar Benito;» como Don Quijote en memorable ocasión cervantina. Y tornó a su modesto habitáculo, en el que aquella noche soñaba que, vestido de chaqué y aclamado por la muchedumbre, rodeado de las fuerzas «Vivas de la población, pasaba bajo un arco que llevaba la inscripción «Bendita sea tu pureza». No tanto, no tanto, dijo Benito con singular modestia a sus acompañantes.

Pocos días después pudo encontrar Benito, en un establecimiento de ropas viejas, un vetusto y ajado chaqué que adquirió en aceptables condiciones y trasladó con todo sigilo a su residencia. Encerrado Benito en ella, gustaba de embutirse en la anacrónica prenda, mirándose y remirándose en la luna del armario, simulando andares procesionales, reverencias, genuflexiones y toda clase de melindres y jeribeques de los que, según imaginaba, se nutre el sutil entramado de los usos corteses de la alta sociedad.

Con tal adiestramiento ya pudo Benito entrar a participar en los más importantes fastos sociales de su ciudad. Se inició asistiendo en la soledad de su pobre alcoba, sin otro horizonte que la luna del armario, al acto de recibir las regeneradoras aguas del Jordán -según la relamida metáfora de un gacetillero- el robusto niño dado a luz por la esposa del Secretario del Ayuntamiento. El mismo gacetillero nos tranquilizaba Afirmando que -tanto la puérpera como el neófito gozaban de perfecto estado de salud-.

También asistió Benito, en su modesta clausura, al acto de recibir el pan de los Ángeles -según otra metáfora del mismo gacetillero- de dos encantadores hijos del Señor Tesorero de Hacienda, en el que fueron espléndidamente obsequiados todos los asistentes, menos Benito, con un esplendido desayuno.

Nuevamente se puso Benito el chaqué para asistir, en la soledad de su habitación, al acto en que contrajeron los indisolubles lazos del matrimonio –así dijo el gacetillero de referencia- la bella Pepita Monedero y el bizarro teniente de Infantería Marcial Guerra y Guerra, apadrinados por la madre del novio, Doña Valvanera Guerra, y el padre de la novia, nuestro particular amigo el acaudalado industrial Don Abundio Monedero. Bendijo la unión el Muy Ilustre Señor Don Exuperio Santa-Cruz, canónigo penitenciario de la Santa Iglesia Catedral, que pronunció sentida plática exaltado las excelencias del matrimonio cristiano, llamándolo “sacramentum magnum hoc”, y vituperando el matrimonio civil, que tildó de torpe concubinato. A seguidas, los invitados asistieron al banquete de bodas, celebrado en el afamado restaurante “La Trucha de Oro”, mediado el cual los comensales se vieron afectados por una grave intoxicación alimenticia que exigió la inmediata evacuación de todos ellos a los centros sanitarios, entre el ulular de las sirenas de las ambulancias y el sobresalto de toda la población. Sincrónicamente Benito Lechuga, en la soledad de su habitación, sintió unos dolorosísimos disturbios intestinales que dejaron sorprendida a su patrona Doña Generosa, que no comprendía que semejante cosa pudiera acaecer en su establecimiento, por lo curiosa que ella era en las tareas culinarias y lo sana, aunque frugal, comida que suministraba a sus pupilos.

Ya repuesto Benito de su trastorno, pudo concurrir desde su alcoba al acto de la imposición de sendas condecoraciones de la multitudinaria Orden de San Raimundo de Peñafort a los dos probos funcionarios de la Administración de Justicia que todavía carecían de ella, y al banquete que le siguió, organizado por la curia, a la hora de cuyos brindis Benito estuvo tentado de hacer uso de la palabra, desistiendo para evitar la alarma de Doña Generosa, harto soliviantada desde los pasados disturbios de su intestino.

Conviene que se diga que esa intensa vida social la desarrollaba Benito en días feriados, para no dejar desatendidas sus obligaciones como mancebo de la farmacia de Don Benjamín, de las cuales era muy celoso cumplidor.

Y se nos ocurre ahora preguntar: ¿qué sueños eran esos los de Benito? –Pués los sueños esos de Benito no eran sino la realidad de Benito, como la realidad de cada uno de nosotros son nuestros sueños. Ya enseñó Schopenhauer que el mundo es nuestra representación. No existen más cosas que las que nos representamos. Vivir no es estar con las cosas, sino soñarlas. Durante la vigilia vamos leyendo –soñando- la novela de nuestra vida ordenadamente, correlativamente, página tras página; cuando dormimos leemos la misma novela, saltándonos por un ignorado capricho sus páginas, avanzando, retrocediendo desordenadamente. Estamos hechos de la misma sustancia que los sueños, hace decir Shakespeare al indeciso Hamlet; y Calderón nos dice, por la boca de Segismundo: “Sueña el rico en su riqueza

Que más cuidados le ofrece;

Sueña el pobre que padece

Su miseria y su pobreza;

Sueña el que a medar empieza

Sueña el que afana y pretende

Sueña el que agravia y ofende

Y en el mundo, en conclusión,

Todos sueñan lo que son,

Aunque ninguno lo entiende.

¿Qué es la vida? Una ilusión

Una sombra, una ficción,

Y el mayor bien es pequeño

Que toda la vida es sueño

Y los sueños, sueños son”.

¿Qué diferencia existe -pensaba Pascal- entre el rey que sueña todas las noches ser mendigo, y el mendigo que sueña todas las noches ser el rey?. Perdóname ocioso lector este pedante intermedio pseudofilosófico.

Al aproximarse la festividad del Corpus Christi pudo verse a Benito en su habitación escribiendo en una cuartilla un texto con cuidados rasgos caligráficos, a cuyo alrededor trazó una elegante orla con delicadas volutas y arabescos. Acabada la tarea incluyó la cuartilla en un sobre, que cerró; salió con él a la calle, franqueándolo en la más próxima expendeduría, y, en fin, lo introdujo en el buzón de la oficina de Correos. Dos días después, Doña Generosa le hizo entrega de una carta que se había recibido, y, sin mostrar mucha sorpresa, se encerró con la carta en su aposento; la abrió sin impaciencia ni nerviosismo, y leyó con plácido semblante su contenido. ¡Ahí era nada! Se trataba de un atento besalamano del Señor Alcalde-Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad en el que se invitaba al Ilustrísimo Señor Don Benito Lechuga a presidir la procesión del Corpus, ocupando el lugar inmediato al del Señor Delegado de Hacienda, debiendo concurrir a la Casa Consistorial media hora antes de la señalada para el desfile que tendría lugar a las once de la mañana, para asistir a él en corporación.

Llegada la festividad del Corpus, Benito estaba levantado a las 10 de la mañana. Había prevenido la noche anterior a su patrona que no le molestara, pues quería descansar hasta la hora del almuerzo. Y aseado tolo lo pulcramente que le permitía el mezquino servicio de su habitación; cerciorado de que la puerta de ésta quedaba herméticamente cerrada, se vistió el chaqué, y contemplándose gozosamente en la luna del armario, dirigió pausadamente sus pasos hacia el Ayuntamiento para asistir, en la clausura de su habitáculo, al solemne acto procesional.

El disparo de un sonoro cohete avisó la salida de la procesión. Discurría ésta, perezosamente, por la calle Real, principal arteria urbana, cubierta toda de verde y fresca juncia; vistosamente engalanados los balcones con reposteros y colgaduras; atestadas sus aceras de una expectante y curiosa multitud.

Despejaba la carrera una sección de la Guardia Municipal montando cansinos caballos, y seguida de un bullicioso tropel de tarascas, moharrachos, gigantes y cabezudos, persistentes restos de añejas costumbres medievales que mezclaban con toda naturalidad lo sacro y lo profano en la celebración de sus fastos religiosos.

Un grupo de acólitos, portando uno de ellos la gran Cruz procesional, anunciaba el comienzo del desfile religioso propiamente dicho. Lo iniciaban con desesperante lentitud y morosas pausas los hermanos de las distintas Cofradías, Hermandades, Asociaciones y Pías Uniones, con sus banderas, estandartes, lábaros y gonfalones; blandiendo moqueantes velas y salmodiando cánticos eucarísticos. Seguía luego el clero de todas las parroquias de la ciudad y los miembros de las órdenes religiosas con casa abierta en ella. Sin solución de continuidad les sucedía una larga teoría de distinguidillas damas severamente vestidas de negro, tocadas con vistosas mantillas de blonda sostenidas por peinas de teja, entrelazados los dedos de las finas manos con ricos rosarios de nácar. Desfilaron a continuación -¡Oh, fin de una aristocracia!- los miembros de la Real Maestranza de Caballería vistiendo sus viejos uniformes recamados, ya poco adaptados a las medidas corporales de sus actuales portadores, dejando tras de ellos un penetrante olor a naftalina. Y luego, con cansino paso, los Muy Ilustres Señores del Cabildo Catedralicio portando sus vistosas mucetas verde oscuro sobre albos roquetes de encaje.

Un emocionado presentimiento alertó a la multitud de que se aproximaba el Único, en verdad, protagonista del religioso certamen. Le precedían acólitos turiferarios con una cándida cohorte de niños y niñas vestidos de primera comunión. Iba –“panderito de harina”- en la clausura de una riquísima custodia, joya de la orfebrería barroca y orgullo del tesoro catedralicio, soportada por un lujoso trono, laminado con vieja plata y escoltado por individuos de las fuerzas armadas con traje de gala y mosquetón invertido al hombro. A su paso, sobre  bandejas de plata, llovieron sobre Él, desde los engalanados balcones, nubes de flores y pétalos de rosas. La multitud acogió con recogido silencio la presencia del Pan Eucarísitico.

Con semblante de arrobo místico, acompasando el paso con el pesado báculo, avanzaba ahora la prestante figura del Doctor Don Crisogóno Alegría Mendicuti, por la gracia de Dios y de la Santa Sede apostólica obispo de la diócesis. Se tocaba con alta mitra de largas ínfulas, moteada con pequeñas piedras preciosas, y vestía una vetusta, amplia y rica capa pluvial, ennoblecida por la pátina de los siglos, que había servido de ornamento a todos los sucesivos prelados diocesanos –según se decía con evidente exageración- desde tiempos de los Siete Varones Apostólicos. El Señor Obispo iba asistido, a respetuosa distancia, por ministros y diáconos revestidos de lujosas dalmáticas en juego con la capa episcopal.

Terminaba el brillante desfile con la presencia de Corporaciones y Autoridades. Tocó su turno ahora al Excelentísimo Ayuntamiento en pleno, precedido de espelucados maceros con ropaje de pasadas épocas, presidido por su Alcalde Don Expedito Lumbreras, con el sempiternamente abierto chaqué para mostrar a la pública admiración el morado fajín que ceñía su orondo abdomen.

En fin, encabezados por el Excelentísimo Señor Gobernador Civil de la provincia, llegaban después los señores componentes de las fuerzas vivas provinciales   -orondos, ufanos, satisfechos-. Son el Presidente de la Audiencia Don Justo, el Fiscal-Jefe Don Severo, el Delegado de Hacienda Don Mateo Ahorrillo, el Rector de la Universidad Don Tomás de Aquino y el Coronel Don Marcial Rodríguez Capón, Gobernador Militar interino de la plaza, encorvado el cuerpo por el peso de las condecoraciones. Dialogando entre ellos para simular indiferencia a la curiosa admiración de las gentes.

La banda de música que acompasaba el desfile, inició los primeros acordes de la gran marcha procesional de “El Profeta” de Mayerbeer. De súbito, un cegador relámpago seguido de una ensordecedora explosión, entenebreció el hasta entonces alegre y luminoso ambiente. Saltaron como astillas los adoquines del pavimento. Un denso humo de pegajoso olor atosigaba a una empavorecida multitud que intentaba huir atropelladamente sin atinar a dónde. Sobre el suelo quedaron los destrozados cuerpos de las que ya no podían ser denominadas fuerzas vivas sin incurrir en una ironía macabra. Los terroristas habían conseguido plenamente su objetivo.

Subió Doña Generosa para anunciar a Benito que la comida estaba en su punto, y como no obtuviera respuesta, curioseó por la cerradura, lanzando a continuación un espantoso grito: ¡Ay, Jesús! Acudieron alarmados los restantes huéspedes; rompieron a empellones la desvencijada puerta; entraron en tropel en la alcoba, y quedaron horrorizados ante el espectáculo que se le ofrecía a la vista: sobre un gran charco de sangre, todavía fresca, yacía vestido de chaqué el cuerpo de Benito en posición decúbito supino –como se dijo luego en la diligencia de levantamiento del cadáver-. Tenía fracturado el cráneo, con salida de la masa encefálica, y una gran oquedad en el pecho que dejaba ver las maceradas vísceras del desgraciado formando un repelente magma. El resto de la habitación estaba intacto.

¡Pobre Benito, lo que se perdió al siguiente día! Ello fue la celebración en la Santa Iglesia Catedral de solemnes exequias por las víctimas del criminal atentado. Una conmovida multitud invadió el sagrado recinto. A la cabecera de la nave central estaban situados los familiares de las víctimas con las autoridades sobrevivientes. En el crucero, sobre sendos catafalcos engualdrapados de terciopelo negro con cenefas doradas, estaban los féretros donde iniciaban su sueño eterno el Excelentísimo Señor Gobernador Civil de la provincia, el Presidente de la Audiencia Don Justo, el Fiscal-Jefe Don Severo, el Delegado de Hacienda Don Mateo Ahorrillo, el Rector de la Universidad Don Tomás de Aquino y el Coronel Don Marcial Rodríguez Capón. La misa funeral “corpore insepulto” la concelebró, con otros hermanos en el episcopado, el Obispo de la Diócesis Don Crisógono Alegría Mendicuti, por fortuna ileso del criminal atentado. Durante la ceremonia la Escolanía interpretó el Réquiem de Cherubini, no sin ciertos desajustes debidos a los apremios del tiempo. El Señor Obispo pronunció una elocuente homilía parafraseando el texto del Génesis en el que Yavé pide cuentas a Caín de su hermano Abel; advirtió premonitoriamente que de no ponerse un dique a la creciente marea descristianizadota de la sociedad, sobrevendrían espantosas catástrofes apocalípticas, y concluyó su oración impetrando la misericordia divina para las víctimas del execrable hecho, y, para los verdugos, el mismo piadoso perdón que Cristo en la cruz pidió para los suyos. Descendiendo los oficiantes las gradas del presbiterio, entonaron un último responso ante los féretros, acompañados por las gangosidades del órgano catedralicio.

Entre tanto, los restos de Benito Lechuga yacía sobre la sucia mesa de mármol del depósito de cadáveres del cementerio. Allí los forenses hicieron la autopsia como mandan los cánones, esto es, con apertura de las tres cavidades craneana, torácica y abdominal. Los facultativos dictaminaron después que el interfecto –como así se llamaba ya a Benito en los folios sumariales- había fallecido por heridas de metralla mortales de necesidad. Y sin más trámites ni dilaciones, el cuerpo de Benito, como el de un Mozart cualquiera, fue arrojado a la fosa común del cementerio.

José Parra Jiménez, año 2003

D. AUGUSTO SERRANO  MONTANER.

Secretario del Excelentísimo Ayuntamiento de Villacarrillo (1924-1937)

Nacido en Palma de Mallorca en 1885, nieto de D. José Serrano Bedoya, y de Dª Eduvigis Ruíz y Candeal; sobrino-nieto del ilustre militar y político del siglo XIX, D. Francisco Serrano Bedoya (Ministro de la Guerra en el 3º gobierno de la primera república, bajo la presidencia de D. Práxedes Mateo Sagasta, 3/12/1874 a 31/12/1874)  y de D. Pedro Serrano Bedoya, Comandante de Artillería y Alcalde de Villacarrillo en  1842 y 1869, familia oriunda de Quesada.

Del matrimonio de D. José Serrano Bedoya y Dª Eduvigis Ruíz y Candeal, nació un único hijo, D. Manuel Serrano Ruíz (Quesada 10/04/1844). 

D. Manuel Serrano Ruíz, hizo una brillante y extensa carrera militar, llena de éxitos y ascensos, llegando a ser General de División.

Muy Joven marchó a Cuba donde participó en la primera guerra (1868-1874); allí entabló una profunda amistad con Valeriano Weyler y Nicolau, con quien compartió la mayor etapa de su carrera militar.

Intervino en las sublevaciones de  Filipinas y en la tercera guerra Carlista.

Murió en 1904 siendo Gobernador Militar de Melilla y Plazas menores del Norte de  África tras pasar por distintos destinos, Valencia, Canarias y Baleares.

En Valencia se casó con Dª Buenaventura Montaner Torres, de cuyo matrimonio nacieron Manuel, Augusto y Alberto Serrano Montaner.

De estos tres hermanos, el mayor, Manuel, nació estando su padre destinado en Canarias (Sta. Cruz de Tenerife 1879); participó en los inicios de la Guerra de Marruecos, llegando al grado de Teniente Coronel, con el que se licenció en base a la Ley Azaña. Durante la Guerra Civil formó parte de Cuartel General del Generalísimo Franco.

El menor, Alberto Serrano Montaner, nació estando su padre destinado en Palma de Mallorca (1893); en 1954 alcanzó el grado de General de División y el de Teniente General en 1959. Participó en la Guerra de África y en la Civil española, cruzando el estrecho de Gibraltar desde el aeródromo de Tetuán para formar parte de la Columna de Madrid, pasando por Extremadura, donde tomó parte en la toma de Badajoz al mando del el 2º Tabor de Regulares de Tetuán, hasta llegar a la Casa de Campo de Madrid. Terminada la contienda, fue Delegado Gubernativo en Granada, Coronel del Tercio de la Legión, Gobernador Militar de Mallorca y de Pamplona; jubilándose de Teniente General.

Nuestro protagonista, Augusto Serrano Montaner; nació en Palma de Mallorca (1885), estando su padre destinado en las Islas Baleares.

En Madrid estudió Derecho, materia en la que alcanzó el grado de Doctor,  ejerciendo como Abogado.

En 1922 aparece como Juez interino de Primera Instancia e Instrucción del distrito del Congreso en Madrid, cesando el 16 de septiembre de 1923 en que es nombrado Juez Municipal suplente del Puente de Vallecas.

Para hacerse cargo del patrimonio familiar, dado que sus hermanos Manuel y Alberto estaban dedicados a la carrera militar, se trasladó a Villacarrillo, donde la familia Serrano poseía un gran patrimonio agrícola en los términos municipales de Villacarrillo y Quesada.

Casado con Dª Carolina López Doncel, tuvo tres hijos; dos hembras y un varón, Maruja, Socorro y Augusto Serrano López.

Maruja, casó con el vecino de Villacarrillo D. Juan Marín, hijo de Vicente Marín, “Vicente el de la Fonda”.

En Villacarrillo, para sustituir al Secretario D. Diego Céspedes, en el Pleno Municipal del 27 de febrero de 1924 presidido por  el Alcalde D.  Manuel Rubiales Mora,  tras votación de los Concejales; es nombrado Secretario D. Augusto, por seis votos contra tres a  favor de  D. Eduardo Gutiérrez Lozano.

El 15 de marzo de 1924, en sesión extraordinaria por la dimisión del Alcalde D. Manuel Rubiales Mora y el Teniente de Alcalde D. Pedro Álvarez Figueroa, se constituye una nueva Corporación presidida por D. Leopoldo Rubiales Mora, (padre del cronista y sacerdote D. Julio Rubiales Campos).

D. Leopoldo Rubiales Mora, por problemas internos de la Corporación, deja de asistir al Ayuntamiento; siendo sustituidas sus funciones por el segundo teniente de Alcalde D. José Rodríguez Campos, que ejerce de Alcalde en funciones, desde el 28 de Marzo de 1925 hasta el 25 de Junio del mismo año en que es nombrado Alcalde D. José Pablo García de Zúñiga y de la Calzada.

Durante el mandato de D. José Pablo García de Zúñiga, en el Pleno del día 27 de agosto de 1925, por la Comisión Permanente en sesión del día seis del mismo mes, se propone al Ayuntamiento en Pleno el nombramiento de “hijo adoptivo” a favor de D. Augusto Serrano Montaner secretario de esta Corporación”, acordándose por unanimidad.

A continuación, a propuesta de la Presidencia, acuerda por unanimidad, dirigirse en súplica al director general de administración, para solicitar le sea concedida a D. Augusto Serrano Montaner, como prueba de la cariñosa estimación como secretario de este Ayuntamiento, la Cruz de la Orden de Carlos III, libre de gastos.

*En este acuerdo contradigo lo manifestado por D. Julio Rubiales en lo que se refiere a su publicación de “Villacarrillo, Miscelánea Histórica”, en que cita como galardón “La Gran Cruz de Isabel la Católica”.

El título acreditativo de hijo adoptivo de Villacarrillo a favor del doctor don Augusto Serrano Montaner, secretario de su Ayuntamiento, fue confeccionado con primor por el excelente artista don Manuel Vázquez Massana.

El 27 de abril de 1926, presenta su dimisión tras un voto de censura, D. José Pablo García de Zúñiga, sucediéndole D. Antonio Gallego Fernández.

En el Pleno de 17 de Mayo de 1927, se crea “La Medalla de Oro de la Ciudad”, para premiar el mérito cívico; concediendo las dos primeras a sus Majestades D. Alfonso XIII y a Dª Victoria Eugenia, con motivo de los veinte y cinco años de su coronación. Así mismo se acuerda conceder la misma distinción al secretario de la Corporación D. Augusto Serrano Montaner.

El 4 de diciembre de 1929, deja la Alcaldía D. Antonio Gallego y es relevado por D. Pablo Conde Bellón que ejerce de Alcalde hasta el 15 de febrero de 1930, en que es sustituido provisionalmente por el concejal de mayor edad D. Luís Climent Villaescusa, hasta que en el Pleno extraordinario del 15 de marzo de 1930 es nombrado D. José Poblaciones Nieto que ejercería el cargo hasta el 5 de febrero de 1931, que al celebrarse próximamente las elecciones municipales, es cesado por el Gobernador Civil.

Tras votación de los concejales en este Pleno, se elige alcalde provisional a D. Andrés Pastor Orozco hasta la entrega de poderes al alcalde socialista D. Salvador Martínez Fernández (17 de abril de 1931).

* Hago esta relación de alcaldes para hacer notar la excelente profesionalidad de este Secretario, con los que colaboró estrecha y honradamente, pasando por la etapa de la dictadura de Primo de Rivera a la de de transición del General Berenguer para seguir en la de la República y la Guerra Civil.

Durante el primer bienio reformista, colaboró estrechamente con el Alcalde D. Diego Marín González, de tal manera que el 16 de diciembre de 1933, el Ayuntamiento en Pleno y a propuesta de la Alcaldía, se aprueba por unanimidad la solicitud al Ministro de Estado, para le sea concedida al Secretario del Ayuntamiento D. Augusto Serrano, su ingreso en la “Orden de la República” como galardón y premio extraordinario a las constantes muestras que viene dando en el desempeño de su cargo, de su entusiasmo por el nuevo régimen y la competencia y lealtad con que sirve a la corporación, desde el día de la proclamación de la República.

Formó parte junto al alcalde D. Diego Marín de la Comisión Organizadora de la Asamblea Regional Andaluza, que se inició a mediados de 1931, meses después de la proclamación de la Segunda República, y culminó con la celebración de la Asamblea de Córdoba en enero de 1933, para la discusión y aprobación del Estatuto de Andalucía.

El 18 de julio de 1936, al producirse la sublevación militar, D. Augusto Serrano, se puso decididamente del lado de la República, tanto es así que en compañía del alcalde en funciones D. Blas Martínez de la Torre se personó en el cuartel de la Guardia Civil para que el comandante del puesto cumpliera las órdenes emanadas del Gobernador Civil de la Provincia en cuanto a confiscar todas las armas que tuviesen los ciudadanos de derechas de Villacarrillo.

El citado alcalde en funciones, así lo relata en el pleno del 23 de julio de 1936:

“al tener noticia del levantamiento el dieciocho de los corrientes por el Gobernador Civil y Frente Popular de la provincia, tomo las más urgentes medidas, como fue ponerse al habla con el comandante de Puesto de la Guardia Civil e invitar a este, de acuerdo con las ordenes de Jaén, a la recogida de armas de fuego de los elementos de derechas, a los que acompañaría un guardia o sereno del Ayuntamiento; si bien el sargento de la Guardia Civil no se manifestó resueltamente en contra de la Alcaldía; tampoco presto una franca y decidida colaboración a la misma; pues escudándose en ordenes que decía tener de sus superiores, y sin que sus superiores se lo ordenaran se negó a prestar el servicio requerido; fue preciso que el mismo Gobernador le hablara personalmente por teléfono, para que dicho Comandante de Puesto se decidiera a dejar que una pareja de guardias civiles saliera esa noche con otra de serenos y en las tres o cuatro horas que dedicaron a tal cometido, solo recogieron dos escopetas, pues el tal sargento hasta se permitió indicar, que la lista de los individuos a quienes se recogieran las armas fuera solamente de los de gran significación y que fuera lo más corta posible.

Se negó a facilitar el servicio de custodia que se le intereso para las oficinas de Telégrafos y Teléfonos, al objeto de evitar pudieran ser utilizados por posibles facciones locales, cuando el pueblo se hallaba en absoluto desarmado en virtud de la recogida de armas llevada a efecto por los radicales y cedistas que anteriormente mandaban.

Fueron momentos de gran desesperación por parte de la Alcaldía, que veía se estaban perdiendo preciosos momentos para armar al pueblo, que se hallaba totalmente indefenso, incluso el mismo Alcalde al que el Secretario del Ayuntamiento entregó una escopeta de su propiedad y unos cartuchos de bala; además de una carabina que dicho Secretario tiene propia, son las escasas armas de que disponía la Alcaldía, ya que por la actitud del Sargento del Puesto se veía que no se podía contar con dichas fuerzas”.

Así comenzó la contrarrevolución, y ante las apremiantes llamadas de Frente Popular de Jaén, se procedió sin la ayuda de la Guardia Civil y solo por los municipales, al desarme de cuantos elementos de derechas infundían sospechas, … resalta el Alcalde al Secretario del Ayuntamiento, que desde el primer momento y el mayor entusiasmo, se puso incondicionalmente a su lado, del que no se separó en ningún momento; e incluso movilizó un destacamento de voluntarios para marchar junto al Secretario y el Alcalde a Campillo de Arenas para hacer frente a un destacamento de insurrectos procedentes de Granada.

También marchó esta Alcaldía con otro grupo de voluntarios y el secretario del Ayuntamiento y su hijo, a tierras de Albacete, entrando en los pueblos de Bienservida y Alcaráz, a cuyos pueblos fueron por orden del Frente Popular de la Provincia, ante el temor de que penetraran en la provincia de Jaén los insurgentes de Albacete.

La Corporación por aclamación felicita al Alcalde en funciones, D. Blas Martínez y la lealtad y entusiasmo con que en todo momento a procedido el Secretario del Ayuntamiento en defensa de la República, excediéndose en el cometido de sus funciones y trabajando intensamente  dentro y fuera del Ayuntamiento, para la paz y tranquilidad pública y en defensa de la democracia y gobierno legítimo de la República, llegando a empuñar las armas para la defensa de la misma y alistándose él y su propio hijo D. Augusto Serrano López en las Milicias del Frente Popular con las que fueron a los pueblos mencionados como simples milicianos.

D. Augusto Serrano Montaner, desempeñó su cargo hasta el 31 de Julio de 1937, en que es nombrado con carácter interino, Juez de Primera Instancia e Instrucción de Almadén (Ciudad Real). El Pleno por su presidente, D. Luís Martínez García, lamenta la pérdida de tan querido compañero.

En la Gaceta de la República nº 212, aparece su nombramiento que dice:

Ilmo.  Sr.: Visto el informe favorable emitido por el Presidente de la Audiencia de Jaén y de conformidad con lo preceptuado en el Decreto de 15 de Agosto de 1936, convertido en Ley por la de 19 de diciembre del propio año, Este Ministerio acuerda nombrar Juez de Primera Instancia e Instrucción interino a don Augusto Serrano Montaner, que pasará a desempeñar el Juzgado de Almadén, en la provincia de Ciudad Real.

Lo digo a V. I. para su conocimiento y efectos oportunos. Valencia, 29 de Julio de 1937.

Manuel Irujo y Ollo. Señor Subsecretario de este Ministerio.

El 25 de agosto tomó posesión de Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción de Almadén (Ciudad Real), cargo que desempeñó hasta final de noviembre de 1938. Durante este periodo fué también nombrado Magistrado suplente, en comisión de servicio, del Tribunal Popular de Extremadura, que estaba en Cabeza del Buey; sin dejar de ser Juez de Almadén; el 25 de noviembre, fue destinado a Jaén como Juéz Especial del Tribunal Popular, desempeñando este cargo hasta la entrada de las tropas nacionales.

El día 27 de Abril fue detenido en el Hotel Comercio de Jaén, donde se hospedaba, hallándole en posesión de 361.000 pesetas en billetes de la República, que según declararan sus tías Dª Clotilde y Dª Eloísa Serrano de San Martín, le habían entregado a su sobrino para su canje en billetes de mil del Banco de España; así lo certifica también el Jefe de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de Villacarrillo D. José González Hervás.

Fue encarcelado en Jaén y sometido a un proceso sumarísimo, nº 16.137 acusado del delito de rebelión, siendo condenado a doce años de prisión que, posteriormente le fue conmutada por la de seis años, saliendo de la cárcel en libertad condicional el día 10 de Junio de 1.941, fijando su residencia en la calle D. Juan Villarasa nº 2 de Valencia, donde murió en 1.946.

Para hacernos una idea de cómo se desarrolló la vida en Villacarrillo en los tristes años 1.936 – 1937, trascribo su declaración en el proceso sumarísimo; si bien no hay que olvidar en qué circunstancias se encontraba en aquellos momentos….

Jaén 24 de mayo de 1939.-

Augusto Serrano Montaner, hijo de D. Manuel y Dª Buenaventura, de 54 años de edad, de estado casado, natural de Palma de Mallorca, vecino de Villacarrillo (Jaén), con domicilio en Hotel Comercio de Jaén, de profesión secretario de Administración Local y destinado en SIN SITIO AHORA.

Al estallar el Movimiento Nacional, me hallaba de secretario del Ayuntamiento de Villacarrillo (Jaén), en cuyo cargo llevaba más de doce años sirviendo indistintamente con derechas e izquierdas, procurando en todo momento estar alejado de cuanto pudiera tener relación con significación política alguna; únicamente observando una conducta así, unida a una austeridad también absoluta, se podía sobrellevar las fluctuaciones tan tremendas de la política española de los últimos tiempos.

Del Movimiento Nacional, me enteré por la radio, ignoraba por completo su existencia, su finalidad y las causas que lo motivaron; como también ignoraba que dicho Movimiento tuviera comprometidos colaboradores en Villacarrillo y ni por deducción podía sospecharlo, ya que, y en contra de lo que normalmente ocurría otros años, en Julio de 1936, los individuos de mayor significación derechista tanto política como pecuniaria se hallaban ausentes, con la excepción de D. José Poblaciones Nieto, que permaneció sin ocultarse hasta que el “Frente Popular” ordenó su detención con otros muchos de menor significación política que no recuerdo, por cuanto nada tenía que ver el que suscribe con la actuación del expresado “Frente Popular” . También la Guardia Civil se había retirado de la población el 19 ó 20 de dicho mes y hasta el Jefe Local de Falange se había ido. ¡Bonita situación!.

El Ayuntamiento funcionaba con independencia del “Frente Popular”, si bien el Alcalde, en aquella fecha, aunque no lo presidía, formaba parte del mismo y ello no impidió el que de varias de las facultades del Ayuntamiento, éste se viera despojado y pasaran al “Frente Popular”, como ocurrió con lo que a orden público se refiere, ya que los guardias y serenos fueron sustituidos por una milicia que creó el “Frente Popular” y cuya misión era además de custodiar edificios, atender a la vigilancia del pueblo y especialmente la entrada y salida del mismo; la milicia local se creó sobre el doce o cosa así de Agosto.

La situación en el pueblo desde que se había iniciado el Movimiento Nacional, iba empeorando de día en día; las detenciones aumentaban constantemente, si bien en los primeros momentos fue una garantía de vida para los detenidos, llegó un momento en que pasó a ser todo lo contrario y, el estar detenido era un verdadero peligro; y yo temía el que alguien pudiera delatar  el que mi hijo se hallaba afiliado a la Adoración Nocturna o a la Cofradía de Jesús de los Azotes de Villacarrillo o que pertenecía a la Federación de Estudiantes Católicos de Granada o simplemente que había estado en dicha población  en el Colegio  Mayor San Bartolomé y Santiago, ya que cualquiera de estos títulos era más que motivo para merecer el encierro y quien sabe después.

Seguían las llamadas incautaciones sin límite alguno; registros domiciliarios eran constantes y en aquél caos en que no quedaba principio alguno de autoridad, pues los distintos grupos políticos no se respetaban y aún dentro del Socialista los que mandaban, tildaban de derechistas a los que se hallaban en el Ayuntamiento, no cabía pensar en otra cosa que en Dios, pues los hombres parecían fieras, y todo eran desconfianzas y temores.

Vino a empeorar la situación el hecho de que fueran sacados de la prisión tres detenidos, uno de ellos D. Francisco Palomares, sacerdote, y asesinados fuera del término municipal; de ello tuve noticia al siguiente día de la madrugada en que lo realizaron, recordando únicamente, pues puse especial empeño en que no me hablaran de tal hecho por la indignación que me causaba que, uno de los conductores era yerno del entonces presidente del “Frente Popular” Antonio Muñoz Cayuela. Pero quiso también Dios que, en el mismo día o al siguiente de cometerse los asesinatos; en una reyerta habida en una casa de prostitución y al tratar de poner orden los serenos, según el público decía y cuya veracidad ignoro, fueron muertos “el Cuesco”, que es mote y cuyo nombre ignoro y su acompañante; según el decir público, tomaron parte en los asesinatos referidos.

Este hecho motivó, porque el populacho lo exigió, el que cuanto tenía relación con el Orden Público, pasara a depender del “Frente Popular”, para ir anulando al Ayuntamiento que, aunque con carácter marxista, era de tendencia templada, salvo la presión de la ”Casa del Pueblo” y “Frente Popular”, verdadero amo y señor del pueblo.

Las Radios de todas las poblaciones, por sus noticias tan contradictorias producían en mi ánimo un efecto catastrófico, tanto como mi convivencia en aquella jaula de locos en que realmente se había convertido Villacarrillo; de no haber tenido una familia por quien velar, (madre con cerca de ochenta años, mujer enferma, hasta el punto de tener que llevarla a mediados de 1937 a un sanatorio cerca de Valencia, en Cuart de Poblet, dos hijas y el varón que ya he citado), hubiera tratado de huir, pues en el pueblo no había con quien hablar y menos de quien fiarse.

Pero un hecho me dio fuerzas para sobrellevar tanto infortunio y me marcó el camino que debía seguir; una de las radios nacionalistas, habló encomiablemente de la conducta del Jefe del 2º Tabor de Regulares de Tetuán, primeras fuerzas que en aviones llegaron a Sevilla, y aunque no recuerdo la fecha exacta de la noticia referida, no debió ser mas tarde del 22 de Julio de 1936; y como ese Jefe a quien la radio se refería es mi hermano Alberto a quien llevo cerca de nueve años de edad, y muchas veces serví de padre, ya que tuvimos la desgracia de perderlo cuando era muy niño y esto quiere decir que conozco perfectamente las cualidades morales de mi dicho hermano, al saber que mi expresado hermano Alberto había abrazado de lleno el tomar parte del Movimiento Nacionalista, no necesité más para considerarme obligado a secundar, en cuanto de mi dependiera dicho Movimiento; pues sin ser una causa noble, me consta que ninguno de mis hermanos la habría seguido; y al seguirla el pequeño en la forma tan brillante que la radio decía, sin saberlo me constaba que también mi hermano mayor Manuel que se hallaba de Teniente Coronel retirado en Valladolid también la habría seguido, como luego supe así había sucedido, y yo de hecho y calladamente, me integré a lo que después dieron en llamar la 5ª columna e hice en pro de la causa Nacional cuanto en mi estuvo.

En armonía con mi pensamiento dicho, necesitaba ganarme la confianza absoluta de los componentes del Ayuntamiento y para lograrlo, no dudé en formar parte de dos expediciones, que si no mal recuerdo, se llevaron a efecto en los últimos días de Julio de 1936. Una a Campillo de Arenas y otra a Alcaráz y Bienservida; ambas expediciones tenían por objeto, según se informó por el alcalde en funciones Blas Martínez que fue que las capitaneó, ayudar a los vecinos del primero y desarmar a las derechas de los otros dos. Esto es lo que de público se decía y si mi memoria no me es infiel en una de las actas de las sesiones de aquella fecha constaran en forma muy ampulosa referencia de las expediciones dichas, pues mi deseo era granjearme totalmente la confianza de aquellos hombres que integraban el Ayuntamiento y poder ayudar a las víctimas de la tiranía reinante.

El resultado cierto de las expediciones indicadas, es que en Campillo de Arenas no hubo que ayudar a nadie por cuanto dicho pueblo no era atacado; (ignoro de donde se sacaría el “Frente Popular” que tal pueblo lo estaban atacando los Nacionales, pues a mí por la radio me constaba que por allí no había fuerzas) y en los otros dos pueblos no se desarmo a nadie y la expedición se limitó a comer unos borregos que en honor a la verdad Blas Martínez quiso abonar y el Alcalde de Bienservida no consintió, ofreciendo abonarlos él. En cada una de tales expediciones y con escopetas, iban unos veinte hombres; y en la segunda, conociendo lo inofensivo de ellas y para dar confianza también a mi hijo, y que no lo detuvieran aunque lo denunciaran como católico ferviente, hice que nos acompañara.

En Bienservida se prestó un buen servicio; unos de Cazorla que allí llegaron en una camioneta, de una tienda se apoderaron de varios objetos y Blas Martínez, al frente de los de Villacarrillo hizo que restituyeran o abonaran su importe. Como es natural, apoyé a Blas Martínez; este detalle seguramente no lo hice notar en el acta, porque no le interesaría a la Corporación de aquella fecha.

Y ya lograda la confianza, no salí en mas expediciones ni figuran por tanto estas reflejadas en las actas de las sesiones municipales; lo primordial lo había logrado.

Mi esposa secundándome, mejor dicho, aventajándome y al amparo de su salvoconducto, que para su libre entrada en el Hospital Municipal obtuve del “Frente Popular”, en atención a su enfermedad y con el pretexto de que las monjas le tenían que inyecciones diariamente visitaba a estas todos los días y se comunicaba con los presos que se hallaban incomunicados, en atención a que estaban recluidos en el local que había sido iglesia para el servicio de las monjas y cuyo local tenía una puerta de comunicación con el patio del referido Hospital.

A todos les llevó el consuelo de su diaria visita, cartas de los familiares y a estos de los presos siempre que se las entregaban, recados, encargos, novelas, tabaco y medicinas que yo podía adquirir, aunque pronto escasearon.

En la zona roja, estaba totalmente prohibido oír las emisiones de radio de la España Nacionalista, y desde el primer día les facilitaba noticias de radio Salamanca y radio Sevilla; y como la Iglesia de las monjas sólo se halla separada de un patio de la casa que vivimos en Villacarrillo por una calle estrecha y yo había podido conseguir que para la ventilación se ordenara por el Alcalde que se quitaran las vidrieras de la Iglesia, mi esposa al visitarlos les decía que si por la noche, después de oir radio Salamanca, cantaba determinada canción, era señal de que las noticias eran favorables a la causa nacionalista.

También conseguí de la Alcaldía el que en la citada Iglesia se hicieran unos retretes y evitar que los presos hiciesen sus necesidades en recipientes. En varias ocasiones con excusa de ver a las monjas, visité a los presos y les llevé el consuelo de que sus vidas no peligraban; aunque en realidad, a mi no me constaba la certeza de mi afirmación, ya que no tenía ni la seguridad de mi propia existencia. Recuerdo que en una ocasión y con motivo de un accidente ocurrido al paso de la columna Miaja en dirección a Córdoba, hubo un intento de asalto a la Iglesia por el populacho en su mayoría mujeres y que exigían fueran muertos todos los detenidos. Junto con Blas Martínez y el jefe de la prisión D. José Manresa, contribuí a rechazar aquel intento de asalto.

Hallé apoyo en el Ayuntamiento al indicar que, para cumplir lo ordenado por el Frente Popular, evitó con su decidida oposición que uno de aquellos perversos, consumara su intento de levantar las ropas a sor Victoriana, so pretexto de ver si debajo de las ropas llevaba rosario alguno.

Mi casa era un verdadero depósito de objetos del culto católico procedentes de la iglesia de las monjas, depósito que quedó guardado toda la guerra, y todo ello fue traído personalmente por mi esposa burlando la vigilancia de los milicianos, e incluso trajo una virgen de las Mercedes, librándola de ser quemada, también se guardaron los hábitos de las monjas, rosarios, devocionarios, y otras cosas más que no recuerdo.

De D. Ricardo Sanjuán y su familia, se guardaron en casa, ropas, dinero y algunas monedas de oro, este señor fue sañudamente perseguido y hasta cumplió condena impuesta por el jurado de urgencia.

Pueden atestiguar lo manifestado, entre otros:

El Padre Fernando, Barandas nº 4.

La Madre Superiora del Hospital.

El Juez de 1ª Instancia e Instrucción, D. Juan Antonio Linares.

D. Ricardo Sanjuán, maestro nacional y su hija Carmela.

D. Domingo Ramírez, propietario y representante de la Tabacalera, hoy.

Las señoritas Mané y Aurora Poblaciones, hijas del comandante del mismo apellido y que ha estado preso casi toda la guerra.

La señorita Alejandra de la Hoz, que también ha tenido al padre preso y vive en el callejón de Corencía nº 16.

También pueden informar de mi comportamiento los expresos residentes en Villacarrillo:

D. Cristóbal Cuevas, actual cura Párroco.

D. Fernando Climent, actual alcalde.

D. José Montejo, actual jefe de Falange Local.

D. José Poblaciones, comandante de Infantería de Marina.

D. Matías Magaña Bustos, sastre.

D. Juan Manuel Marín Ballesteros, fondista.

D. José León Castillo, albardonero.

D. José Arévalo León, practicante.

D. Tomas Mercado, comerciante.

D. Avelino de la Torre, cantor de la Iglesia.

D. Juan Francisco Bonachera Arias, procurador.

D. Cristóbal Poblaciones Román, abogado.

D. Hipólito Rodríguez Esteban, notario.

D. Ildefonso Román Soto, médico forense, que no fueron encarcelados.

También a través de Enrique Rojo y en ausencia de Cayuelas, conseguí del Frente Popular un aval a favor de D. Antonio Gallego que se hallaba detenido en Madrid, por lo que fue liberado.

Cansado y fatigado de ver tanto desatino y tanta locura, y aprovechando el ofrecimiento que me hiciera D. Gonzalo Martínez García, de que un hermano suyo que pertenecía a la CNT, podría ser destinado a algún consulado, fui con el referido señor a Madrid; pero nada se pudo lograr por cuanto el indicado hermano había fallecido poco antes.

Mi anhelo por poder marchar al extranjero con toda mi familia para unirme a mis hermanos en la España Nacional, no lo pude lograr.

Para colmo de males, vino el cambio de los Ayuntamientos por los Consejos Municipales, y por tanto, la entrada de los partidos comunista y cenetista, amén de una representación del grupo de mujeres socialistas; y aquello, sin exageración, era  una sucursal del infierno; recuerdo que la primera sesión duró más de siete horas, no recuerdo más dislates en mi vida.

Y viendo los constantes nombramientos de jueces de Primera Instancia que venían en la “La Gaceta”, solicité mi pase a la carrera Judicial y fui nombrado Juez de Almadén, tomando posesión del cargo el 27 de agosto de 1937.

Hallándome en Almadén, fui designado por la Sala de Gobierno de la Audiencia de Ciudad Real, para actuar como Magistrado del Tribunal Popular de Extremadura que tenía su sede en Cabeza de Buey, y personado en dicha población, y alegando no recuerdo que infracción de preceptos procesales que estimé que existían en los sumarios que habían de conocerse en los dichos juicios señalados para su vista y fallo, conseguí que todos ellos fueran suspendidos y evité el ser yo el sentenciador de lo que a mi conciencia repugnaba; citado a los nueve días para la celebración de aquellos u otros juicios, envié al Presidente del referido Tribunal, un certificado facultativo expedido por el forense y otro médico, acreditando hallarme enfermo. Y ya no hubo lugar a nueva citación, por cuanto Cabeza de Buey fue conquistada por las Tropas Nacionales, y no tengo noticia de que dicho Tribunal actuara nuevamente.

De todo lo dicho existe constancia en mi expediente personal que como Juez dejé en la Secretaría del Juzgado de Almadén al salir para tomar posesión en comisión de servicio, por acuerdo de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo y a propuesta del Presidente de la Audiencia de Jaén, del Juzgado Especial del Tribunal Popular de Jaén y su provincia, y de cuyo Juzgado Especial me posesioné el 5 de diciembre de 1938.

Este Juzgado me lo encontré atrasadísimo en el despacho de expedientes y sumarios,  por lo que los detenidos en preventiva se eternizaban y desde el primer momento trabajé con ardor para echar a la calle el mayor número de  detenidos y me cabe el orgullo de decir que con escasísimo personal a mi servicio, para ganar tiempo y que no estuvieran detenidos por falta de personal, se extendían y firmaba los mandamientos de libertad, sin extenderse los autos, ello puede comprobarse porque en muchos de los expedientes se puede ver que no está el auto; y sin embargo, en la prisión provincial o en la militar se hallará el correspondiente mandamiento de libertad o de prisión atenuada en su domicilio particular.

Estoy satisfecho de mi actuación como Juez Especial, por cuanto apareciendo como “Juez Rojo”, he hecho verdadera justicia al restablecer el imperio del derecho, restituyendo a sus casas a tanta víctima inocente del odio y la barbarie.

A ningún letrado puse jamás impedimento para su cliente; y se dio el caso, varias veces, de que al pedirme un letrado, una libertad, esta había sido ya notificada sin haberla pedido nadie.

Podría hacer casi interminable la relación de beneficios por mi realizada, pero en gracia a la brevedad y a estimar que no hace falta aducir mayor número de pruebas de mi actuación, hago punto y solo diré que habré despachado unos ciento cincuenta expedientes y sumarios, dictando resoluciones en contra casi siempre de los informes de los “Frentes Populares”, o prescindiendo de ellos; no obstante ser preceptivo el pedirlos y deber de atenerse a ellos y que los testimonios de sentencia que me remitió el Tribunal de la Hacienda, los tramité SIEMPRE como diligencias previas y los terminé acordando su archivo sin llamar a los encartados ni a declarar siquiera. En el archivo del que fue mi juzgado estarán todos en la forma que digo.

Propongo como testigos para que depongan con referencia a mi actuación a:

D. Emilio Aguayo, Presidente que fue de la Audiencia.

D. Antonio Herrera, Decano del Colegio de Abogados.

A los Letrados señores Anguita, D. Virgilio, padre e hijo; Señores Buytrago, Villar, Castro y Parras; y en general a todos los que hayan tenido algún asunto en mi juzgado y durante mi actuación.

D. José Gaona, que vive en la calle Ancha.

Fernández Ramos, Interventor de Hacienda.

La señorita Teresa Espejo Tortosa, Plaza de la Audiencia nº 3.

Las señoritas de Ogalla, calle Matavejíl nº 3.

Las señoritas María y Anita Fernández López, c/ Higueras nº 9

Dª Pilar Gutiérrez Bonilla y Ángeles Sánchez-Puerta, Hurtado nº 8.

D. Antonio Vázquez de la Torre, actual Gestor Municipal.

Y para que conste y surta efectos ante el Sr. Juez Militar de Funcionarios, extiendo la presente en Jaén a 15 de Abril de mil novecientos treinta y nueve.- Año de la Victoria.

Augusto Serrano. Rubricado.

 Durante el procedimiento, declaran por escrito a su favor por Villacarrillo:

El día 17 de abril de 1939, D. Cristóbal Moreno Magaña (Párroco de Villacarrillo).

El 19 de abril, igualmente D. José Montejo Leonor, Jefe Local de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.

El 2 de junio, Sor Gavina Paternay y Garate, Superiora de las Hermanas Mercedarías del Santo Hospital de Villacarrillo.

14 de febrero de 1940, D. Juan Poblaciones Nieto.

Sentencia: 18 de febrero de 1940.

FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al procesado AUGUSTO SERRANO MONTANER, a la pena de doce años y un día de reclusión temporal, como autor responsable de un delito de auxilio a la rebelión militar, sin circunstancias, con las accesorias de inhabilitación absoluta y al pago de las responsabilidades civiles. La suma intervenida, pase a disposición del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, – una vez firme esta resolución.-

El día 23 de julio de 1940, D. Augusto se dirige por escrito al Tribunal solicitando copia de la sentencia recaída, por desconocer la misma.

El 27 de junio de 1941, a propuesta de la Comisión Central de Examen de Penas del Ministerio del Ejército, y en contra de la opinión del Tribunal que lo juzgó,  se le conmuta la pena de doce años, por la de seis años y un día.

El 4 de marzo de 1943, se solicita desde la Auditoría de Guerra de la 2ª Región Militar, que le apliquen los beneficios de prisión atenuada previstos en el Art. 7 del Decreto de 2 de septiembre de 1941. Beneficios que le son concedidos.

El 25 de marzo de 1943, el Capitán General de la 2ª Región Militar envía al Sr. Juez de Ejecutorías nº 3 de Jaén, un escrito interesándose por la aplicación de los beneficios de D. Augusto Serrano; contestando a este “que el indicado individuo se halla en libertad condicional desde el día 10 de junio de 1941, habiendo fijado su residencia en Valencia, calle D. Juan Villarasa nº 2”.

Nota del Autor:

Desde el 27 de junio de 1941, se aprecia la intervención de sus hermanos; ya que al estar en libertad condicional desde el 10 de junio, todos los escritos y acciones judiciales posteriores, obedecen a dar carácter de legalidad a su anticipada puesta en libertad.

Bibliografía

Villacarrillo, Miscelánea Histórica. Julio Rubiales Campos.

Las Carolinas Orientales: 1890. Luís Serrano Valls.

Archivo Histórico Nacional.

Archivo Histórico del Tribunal Militar Territorial de Sevilla.

Archivo Municipal de Villacarrillo.

Boletín Oficial de la Provincia de Madrid.

Hemeroteca de ABC.

                                                                                   Victorio Parra Arcas

                                                                                 vparcas@hotmail.com          

CONFIRMACION DE TITULO DE VILLA HECHA POR LOS REYES CATOLICOS EL 26 DE ENERO DE 1498 A VILLACARRILLO

Original de la concesión real expuesta en la alcaldía

ORIGINAL:

Sepan cuantos vean esta nuestra confirmación nos Don Fernando y Doña Isabel por la gracia de Dios, rey y reina de Castilla, de Aragón, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Cordoba, de Murcia, de Jahem, del Algarbe, de Algeciras, de Gibraltar, de Mallorca, de Barcelona, de Vizcaya y de Molina.

Venimos a confirmar el titulo de villa con el nombre de Villacarrillo de acuerdo con lo concedido por  el Rey Juan II.

 Don Juan por la gracia de Dios rey de Castilla e de León, de Toledo, de Galizia, de  Sevilla, de Cordoba, de Murcia, de Jahen, del Algarbe, e señor de Viscaya e de Molina.

Por cuanto vos el reverendo padre in Chisto Don Alonso Carrillo, arzobispo de Toledo, Primado de las Españas, Canciller mayor de Castylla, del mi consejo, me suplicastes e pedistes por merced que quisiese apartar de la vuestra villa de Hesnatoraf, que es de vuestro adelantamiento de Caçorla un logar e aldea de la dicha Hesnatoraf, llamada Torre de Mingo Pliego e la exsimiese de la dicha Hesnatoraf e de su subgeçion e juridiçion e la ficiese villa por sy e sobre sy, la , la oviese nombre Villacarrillo e oviese por sy e sobre sy apartadamente justicia asy juridiçion çevil e criminal, porque entendyeredes ser asy conplidero a mi servicio e asy mismo a vos e a vuestra iglesia e a bien del dicho vuestro adelantamiento, Por ende yo por vuestra contenplaçion e suplicaçion e por vos hacer merçed, tovelo por bien, e por la presente exsimo e aparto e separo la dicha aldea de Torre de Mingo Pliego con sus terminos e pertenençias  de la dicha vuestra villa de Hesnatoraf e la hago villa, e quiero e es mi meçed e voluntad que de aquí adelante para siempre jamás sea villa por sy e sobre sy llamada Villacarrillo e no Torre de Mingo Pliego e que no sea subgebta ni obligada de en cosa alguna a la dicha villa de Hesnatoraf ni a otra villa ni logar, e que aya e tenga por sy e sobre  sy justicia e jurisdiçion çevil e criminal e alcaldes e alguacil e otros oficiales e aya e goze en cuanto villa de todas las preminençias e prerrogativas e primicias que ha e de que gozan en quanto por ser villas las otras villas de mis reynos, e por la presente apruevo e confirmo todo lo que vos el dicho aróbispo cerca desto aveis fecho e otorgado e fizieredes e otorgaredes al dicha villa de Villacarrillo e vecinos e moradores della conforme a lo susodicho que les yo do e otorgo por la presente segun e por la forma e manera susodicha e por esta mi carta e por su traslado signado de escribano publico mando al príncipe don Enrique, mi muy caro e muy amado hijo, primogenito heredero, e otro si a los duques, condes, marqueses, ricos omes, maestres de las hordenes, priores, e a los del mi consejo, e oidores de mi audiencia, e alcaldes, e notarios, e alguaziles, e justicias, e otros oficiales de la mi casa e corte e chançideria, e a los comendadores, e subcomendadores, alcaydes de los castillos e casas fuertes e llanas, e a todos los conçejos, alcaldes, e alguaziles, regidores, caballeros, escuderos e omes buenos de todas las çiiudades e villas e logares de los reynos e señoríos, e a otros quelesquier mis vasallos e súbditos e naturales de cualquier estado o condiçion, preheminençias o dignidad que sean, e a qualquier o qualequier dellos que sobrello fuere requeridos que lo guarden e cumplan e fagan guardar e cumplir a la dicha villa de Villacarrillo e vecinos e moradores della, en todo e por todo segund que en esta mi carta se contiene, e que no vayan ni pasen ni consientan yr ni pasar contra ello ni contra cosa alguna ni parte dello, agora ni en algund  tiempo ni por alguna manera, e los unos y los otros no fagan ende alguna manera, so pena de mi merçed e diez mil maravedís para a cada uno para la mi cámara, e demas por quien fincare de lo asy hacer e conplir; mando al ome que les esta mi carta mostrare que los enplazare que parescan ante mi en la corte, do quierbque yo sea, del dia que los enplazare fasta quize días primeros siguientes so la dicha pena, so la cual mando a quarquier escribano publico que para esto fuere llamado que de ende al que la mostrare testimonio signado con su sygno, porque yo sepan en como se cunple el mi mandado, e sobre mando a mi cançeller e notario e a otros questan a la tabla de los mis sellos que den e libren e pasen a la dicha Villacarrillo e vecinos e moradores della mi carta e privilegio, la mas firme e bastante que les conpliere e menester ovieren en la dicha razón.

Dada en la villa de Castroverde a diez días de henero año del nasçimiento de Nuestro Señor Jhesu Chisto de mil e quatroçientos e çinquenta años.

Yo el rey; yo el doctor Hernando Dias de Toledo, oydor e refrendario del rey e su secretario, la fiz escribir por su mandato.

Archivo Catedralicio de Toledo, Obra de Fabrica, ms. 915, fols. 263r-264r.

Inserto en confirmación hecha por los reyes católicos el 26 de enero de 1498.

Archivo general de Simancas., R.G.S., I-1498, fol. 1.

SL2.

A LOS AMIGOS QUE ME HAN DEJADO

Dice la letra del comienzo de una estrofa de las “sevillanas del adiós”, que <<Algo se muere en el alma cuando un amigo se va>>; vosotros os habéis ido de mi alma, pero no de mis recuerdos; Como decía KierkeGaard, << la vida hay que vivirla hacia delante, sólo se puede comprender hacia atrás>> estas palabras son, las que me hacen volver al pasado, para ir comprender el continuo presente.

Poco a poco los amigos y conocidos van quedando atrás en el tiempo, como una película en que soy espectador, a mi alrededor, las butacas están vacías, ya no cantaremos “la pelona está pelá, porque la ha pelao el barbero”, ni acompañaremos aquel anuncio de “Agni” gritando al unísono, “es sensacional”, ni contaremos chistes verdes en la misa de doce, ni tomaremos vino en la Marrueda, Turbiero, Gordo las papas, ni cerro del Águila. “No volverá la Lisboa antigua y señorial”, al igual que no volverán nuestras conversaciones, guateques, futbol, bares, paseos, enamoramientos, ilusiones de futuro, baños en Mogón y sobre todo la amistad. Todo ello perdurará en mis recuerdos, hasta que yo sea el siguiente que parta de orilla a orilla del rio Flegias conducido por Aqueronte, para compartir de nuevo junto a vosotros, nuestro gozoso pasado y el esperanzador futuro de nuestras almas.

Os tengo presentes.

¿Se cumple el PGOU en Villacarrillo?

Pinturas (paralizadas por antiestéticas desde hace cinco años), en c/Guadalquivir, esquina C/Regente Molina.
Vista de las «fechorías estético-urbanísticas» en el casco histórico.

Con motivo de la publicación de Reme Mora, referente a la terminación de las absurdamente paralizadas pinturas en la fachada de la “Casa de las Pinturas”.

Hace unos días, estando en Villacarrillo, publiqué una fotografía en la que aparecen las casas correspondientes al casco histórico, desde la Plaza de la Constitución hasta las “antenas de telefonía” en el cerro de Cuatro Vientos. En la misma podemos observar, que la mayoría de las construcciones incumplen de manera flagrante las ordenanzas municipales, contempladas en el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana), por cuanto, “para muestra basta con unos botones”, de los cuales les muestro el siguiente…

Artículo 43.- CONDICIONES ESTÉTICAS.

              2. …el Ayuntamiento podrá denegar o condicionar las licencias de las obras que resulten antiestéticas o lesivas para la “percepción visual de la ciudad».

¿incluso las que él promueva?

              5. …Las fachadas laterales y posteriores y medianeras se tratarán con condiciones de composición y materiales similares los de la fachada principal, tales como revocos blancos o a la cal.

Se puede comprobar que en el casco histórico, ¡no!

              6. A efectos de conservación de la estética, será obligación del dueño de la casa más elevada, conservar los muros que aparezcan sobre el solar, casa o casas contiguas existentes, dando a los muros de medianería un tratamiento de fachada, quedando prohibidas las medianerías de ladrillo visto o recubiertas de materiales disonantes, chapas metálicas, etc, ya que su aspecto y la seguridad pública los hace inadecuados.

Repito: en el casco histórico, ¡no! .

              8. En cuanto a las construcciones que presentan fachadas sin acabar, se dará un plazo para que las mismas se terminen debidamente.

¿Excepto la de la calle Vandelvira?…

              Como el lector puede contrastar, lo que ordena el PGOU y la realidad en la mayoría de las edificaciones que se observan en la fotografía, responde a aquello de  “todo parecido con la realidad, es pura coincidencia”.

              Queda por tanto demostrado que el empecinamiento municipal, en prohibir los dibujos artísticos en la fachada de la “casa de las pinturas”, responde más a “algo” personal de quien corresponda, que a una cuestión de exigencia estética del PGOU.

              Las ordenanzas municipales deben aplicarse a toda obra, independientemente de quien las promueva.

SL2.

14 de abril, día de la República

carta de despedida de Alfonso XIII

Como consecuencia de las elecciones municipales del día 12 de abril de 1931, el día 14 de abril, el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil se dirige a casa de Miguel Maura, donde se encuentran reunidos los miembros del comité revolucionario, Niceto Alcalá Zamora, Francisco largo Caballero, Fernando de los Ríos, Santiago Casares Quiroga y Álvaro de Albornoz, proclamando la República y se forma un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora, que convoca elecciones a Cortes Constituyentes que se celebraron el 28 de junio de 1931.

En la noche del 14 al 15 el Rey Alfonso XIII partió de Madrid hacia Cartagena y desde allí zarpó para Marsella. Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente.

En Villacarrillo, a los efectos de las próximas elecciones municipales del 12 de abril, con el fin de enviar a la Sección Provincial de Estadística de Jaén el censo de población, se comunica que la población de Villacarrillo es de 15.596 habitantes, y por tanto, corresponden a este municipio, un Alcalde, cuatro Tenientes de Alcalde y quince Concejales.

Celebradas en Villacarrilo el 12 de abril las elecciones municipales, gana las mismas el Grupo Republicano -Socialista. que estaba formado por Partido Socialista, Acción Republicana[1], Partido Republicano Radical Socialista[2]; estos dos partidos AR, PRRS junto con los republicanos gallegos de Santiago Casares Quiroga se unirían en abril de 1934 para formar Izquierda Republicana[3]; después se uniria Unión Republicana, fundada en Villacarrillo en julio de 1936. 

El día 15 de abril de 1931, se recibe un telegrama del Gobierno Civil que dice:

“Sírvase convocar o todos los concejales elegidos el día 12, proclamados el día 16, conforme a la ley municipal de 1877, para que se constituya ese Ayuntamiento, y comience su normal funcionamiento con arreglo a dicha Ley, dándome cuenta del cumplimiento de esta orden”.

El día 17 de abril de 1931, en sesión extraordinaria bajo la presidencia del Alcalde Republicano D. Salvador Martínez Fernández, se dá lectura por el secretario a la copia del acta notarial levantada el día quince de los corrientes al ser entregada la jurisdicción a la Junta Provisional de la República, con arreglo a las instrucciones recibidas del Gobierno Provisional de la Nación y cuya copia dice:

Numero seiscientos tres = En la ciudad de Villacarrillo el día quince de Abril de mil novecientos treinta y uno, Don Hipólito Rodriguez Esteban, Abogado, Notario del Ilustre Colegio de Granada, con residencia en Villacarrillo; Doy fé:= Primero: De que he sido requerido especialmente para este acto por  D. Domingo de la Torre Moya, mayor de edad, soltero, Médico, vecino de Villacarrillo, cuya cédula personal me ha exhibido y le he devuelto. = Segundo: De que como consecuencia del anterior requerimiento, y acompañado del requiriente, me he constituido en la sala Capitular del Ayuntamiento de esta Ciudad, con objeto de hacer constar la transmisión de la jurisdicción y de todo lo demás referente al gobierno de este municipio por el representante del Ayuntamiento que estaba constituido al ser proclamada la República a la Junta Provisional que se había constituido con arreglo a las instrucciones recibidas del Gobierno Provisional de la Nación.= Tercero: De que la Junta Provisional de este municipio la constituyen los señores siguiente: D. Salvador Matínez fernandez,  D. Diego Marín González, D. Antonio Guerrero Pastor, D. Jose Maria Moreno Hueso, D. Diego González Marmol, D. Ramón Mora Lozano, D. Joaquín Martínez Salido, D. Blas Martínez de la Torre, D. Cristobal Fernandez Moya, D. José Moreno Marín, D. Juan Ballesteros Garvín, D. Pedro de la Torre y Torre y D. Lorenzo Munuera Bustos.= Cuarto: De que en armonía con las instrucciones recibidas de señor Gobernador Civil de la República en la provincia de Jaén, los señores que componen la Junta Provisional han elegido para desempeñar los cargos del Ayuntamiento a los siguiente: D. Salvador Martínez Fernández ha sido elegido Alcalde Presidente del Ayuntamiento; D. Diego Marín González ha sido elegido primer Teniente de Alcalde; D. Antonio Guerrero Pastor ha sido elegido segundo teniente de Alcalde; D. José Mª Moreno Hueso ha sido elegido tercer teniente de Alcalde; y D. Diego González Marmol ha sido elegido cuarto teniente de Alcalde; quedando todos los demás señores que componen la Junta Provisional, como miembros de la misma.= Quinto: De que D. Vicente Poblaciones Nieto, primer Teniente de Alcalde en funciones de Alcalde por delegación de quien ocupaba el cargo al ser proclamada la República, me hace entrga de un telefonema redactado en tres hojas impresas de las que usa habitualmente la Compañía Telefónica Nacional de España, siendo la parte manuscrita de dicho telefonema como va copiada a continuación: De Jaén para Villacarrillo nº 59, palabras 116, fecha de 14 de Abril de 1931 = Hora 21-25, hora recep, 22.58 = Sr. D. Gobernador Civil de la República a Alcalde = Sirvase inmediatamente hacer entrega de ese Ayuntamiento a Comisión formada por Concejales Republicanos y Socialistas elegidos el día 12 con todas las garantías necesarias, encargando a dicha Comisión dicte las oportunas órdenes para mantener a todo trance el orden público y garantizar el respeto a las personas y a la propiedad, requiriendo si fuera preciso el auxilio del Comandante del Puesto de la Guardia Civil, dándome cuenta de cuantas novedades ocurran caso de que no hubiera Concejales Republicanos o Socialistas, esa Alcaldía continuará al mando del Ayuntamiento, acatando bajo su más estrecha responsabilidad la autoridad de este Gobierno Civil. Viva la República.= Sexto: De que como consecuencia de todo lo que  antecede, D. Vicente Poblaciones Nieto, como Alcalde en funciones del Ayuntamiento de esta Ciudad, que estaba constituido al ser proclamada la República, hace entrega en este acto a D. Salvador Martínez Fernandez, como Alcalde nombrado por la Junta Provisional Republicana de este Ayuntamiento, del bastón de mando distintivo del cargo de Alcalde del Ayuntamiento, transmitiéndole desde este momento la jurisdicción propia de dicho cargo.= Septimo: de que por ser muy avanzada la hora en que se está trasmitiendo del Alcalde saliente al entrante la jurisdicción y el gobierno del Ayuntamiento de esta ciudad, ya que son las dos horas y cuarenta minutos del día de la fecha, se aplaza la práctica del arqueo y la extensión del acta correspondiente así como la entrega de la llave que corresponde al Alcalde de las tres que tiene el arca de los fondos hasta últimas horas de la mañana de hoy.= Y para hacerlo constar se ha extendido este acta que firman  el requiriente, D. Vicente Poblaciones Nieto, todos los señores que constituyen la junta provisional Republicana de este Ayuntamiento, el señor Secretário del mismo, el señor capitán de la Guardia Civil, y los testigos D.Juan Gutierrez Pérez, D. Rogelio León Rojas, D. Alberto Rodriguez Robles, D. Jesús Jiménez Rayo y D. Miguel Herreros Salas, después de haberla leído en alta voz y de advertir a todos el derecho que tienen por sí.= De todo lo cuál así como de que este instrumento público va extendido en dos pliegos de papel timbrado de clase octava, serie B, números cuatro millones cuatrocientos venticuatromil quinientos cinco y siguiente en orden, yo, el Notário, doy fé.= Villacarrillo a diez y siete de Abril de mil novecientos treinta y uno.

Dado lo avanzado de la hora, se acuerda reanudar el Pleno el día 18 de abril de 1931, a las 13,30 horas; presidido por Salvador Martínez Fernández, al objeto de proceder a la constitución del Ayuntamiento con arreglo a la Ley Municipal de 1877. La Presidencia hace constar, que en cumplimiento de las órdenes del Gobernador Civil de la República, oportunamente se constituyeron los Concejales Republicano-Socialistas, elegidos el pasado día 12, proclamándose con toda solemnidad y entusiasmo aquella, con el asesoramiento del Comité Republicano-Socialista y asistencia del Capitan de la Guardia Civil.

Seguidamente se da lectura al telefonema en que el Gobernador Civil ordena al alcalde de la ciudad, entregar el mando, así como el apartado cuarto del acta notarial otorgada por el notario de esta ciudad D. Hipólito Rodríguez Esteban, del acto de transmisión de jurisdicción, en que se hacen las designaciones de alcalde y tenientes del mismo, ratificando los nombramientos y la posesión de los Concejales Republicano-Socialistas.

Se da lectura al telegrama del Gobernador Civil que dice: “Sírvase convocar a todos los concejales elegidos día 12, proclamados el día 16 conforme a la Ley Municipal de 187, se constituya ese Ayuntamiento y comience su normal funcionamiento con arreglo a dicha Ley; dándome cuenta del cumplimiento de esta orden”.

A continuación, son posesionados de sus cargos de concejal a los miembros del grupo Monarquico-Liberal, D. Luís Poblaciones Nieto, D. Luís Climent Villaescusa, D. Andrés Pastor Orozco y D. Manuel Maza Pellón, dejando de hacerlo D. José Rodero Mataran por no haberse personado.

Seguidamente, se procede a resolver los empates de los concejales proclamados, resultando elegidos, D. Diego Marín González, D. José Poblaciones Nieto, D. Pedro Coronado Díaz y D. Justo Marmol Martínez que no se halla presente; quedando integrado el Ayuntamiento con los señores siguientes:

D. Blas Martínez de la Torre, con 397 votos.

D. Ramón Mora Lozano, con 396 votos.

D. Joaquín Martínez Salido, con 396 votos.

D.- Luis poblaciones Nieto, con 355 votos.

D. Luis Climent Villaescusa, con 338 votos.

La primera acción que realizan “las izquierdas” es proponer el cambio de nombres de algunas calles:

Primo de Rivera                               Mariana Pineda.

Cruzes                                                 Capitán Galán[4]

Concepción                                       Capitán García Hernandez

Avda Mingo Priego                         Avda 14 de abril

Úbeda                                                 Antonio de la Torre

Monjas                                               Cristóbal Ruíz


[1] Acción Republicana, formación política de Manuel Azaña, 1931-1934.

[2] Partido Radical Socialista de Marcelino Domingo.

[3] Izquierda Republicana (IR), surge en abril de 1934 tras la unión de Acción Republicana, Partido Radical Socialista y los republicanos gallegos.

[4] El 12 de diciembre de 1930 hubo un pronunciamiento militar contra la Monarquía de Alfonso XIII, durante la dictadura del general Berenguel. Aunque sofocada, fueron fusilados el 14 de diciembre los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández, sus efectos se dejaron sentir en la proclamación de la segunda República cuatro meses después.

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EL CRISTO DE LA VERA-CRUZ Y LA ENCARNACIÓN (Villacarrillo finales del siglo XVII). (enfrentamiento entre la cofradía y la iglesia. ¿un negocio?).

Santísimo cristo de la Vera-Cruz
Ntra. Sª de la Encarnación

A lo largo de la segunda mitad del siglo XVII, Europa sufrió una gran epidemia de peste motivada por la falta de alcantarillado e higiene.

Esta enfermedad transmitida a través de las pulgas de las ratas negras se manifestaba con fiebres altas, dolores musculares y articulares, y en una segunda fase, aparecían bubas o protuberancias en las ingles, axilas y el cuello, pues se trata de una infección de los ganglios linfáticos.

La peste se parece que se inició en Austria, se extendió rápidamente al resto de países, llegando a España a través de los puertos de levante.

En Villacarrillo se produjeron más de ciento cincuenta muertes y para ello, con motivo de ello se solicitó al Cabildo, el traslado de las imágenes desde el convento franciscano a la Iglesia de la Asunción, y dado que el convento adoleció de los donativos que recogían por ausencia de las mismas, solicitaron la devolución de las imágenes.

Así consta:

... Llegó a la Villa el señor D. Francisco Sanz de Grana, Corregidor de la villa de Quesada, que tiene por misión de sus Majestades y señores de su realengo de castilla, para la epidemia de la peste y para poner guardas de a caballo y de a pié para impedir la entrada a la villa de cualquier infestado y que los gastos que se originen se repartan entre las villas de este adelantamiento y entre los repartimientos.

Y esta guardia de esta villa estará durante dos meses a razón de 1400 maravedíes por día que se emplacen en los caminos y entrada a la Villa; y  para los dichos gastos, pretende que se haga nuevo repartimiento  y hasta que se determine para el pago de dichos salarios. El que se paguen por esta villa ochocientos reales y con ellos cesar en lo demás que pudiera apremiar y respecto de que los señores están muy pobres a verdad, la villa adquiera deudas y se saque en esta forma y  que se ajuste cuentas  en el  repartimiento.

Dada la fama de “milagroso” que desde siglos viene teniendo el Sto Cristo de la Vera Cruz, en junio de 1789, y con motivo de la peste que asolaba a la población, el Cristo y Nuestra señora de la Encarnación salió de la capilla de su Cofradía en solemne procesión por las calles de la Villa para suplicar que cesara la terrible enfermedad y se alojó en la iglesia parroquial de la Villa que por su gran capacidad, albergaría más fieles.

Con este motivo, su antigua Cofradía había dejado de recibir peregrinos en la  capilla del convento y con ello dejaron de ingresar los muchos donativos que aquellos dejaban; a la vez que los recibía la Iglesia Parroquial.

Esta situación llegó al Cabildo el día 18 de febrero de 1680, con el siguiente desarrollo:

…Presentose en este Cabildo un monje mayordomo de la cofradía del Santo Cristo de la Vera-Cruz de esta Villa, a fin de solicitar del Alcalde, que traídas a la Iglesia Parroquial para rogar por el achaque de la peste, las imágenes  del Sto Cristo de la Vera-Cruz y de Ntª Srª de la Encarnación allá por el mes de junio de este año pasado de 1679 y se hizo obligación de entregar las dichas imágenes a la dicha cofradía, y por haber muchos días de peste que pueden ensombrecer a dicha cofradía, se entreguen las dichas imágenes y se lleven en procesión con toda pompa y ostentación al convento del Sto Cristo por la necesidad de reinar y serenar a los fieles le instamos al Cabildo; y de lo contrario, protestamos por los riesgos, daños y perjuicios que producen a esta Cofradía y lo tengan por testimonio = Y esta palabra que son las razones que contiene la dicha petición, se ordena lleven las imágenes del Sto Cristo y Nuestra Señora, el domingo que viene 26 del reciente mes y para ese día se haga una fiesta a costa de los Propios de este Concejo en dicha Iglesia Parroquial, con toda pompa y solemnidad y a la tarde la procesión general y llevarlas al convento; y para que conste a la Parroquia, se nombra por comisario a D. Fernando Gutiérrez de San Martín, haciéndosele saber, para que lo sepa, dándole cuenta de lo referido, y de lo que respondiere al presente escrito lo ponga por fé. = Y en ejecución de este decreto, D Fernando Gutiérrez de San Martín, asistido por el presente escribano, salió de este Cabildo y anduvo a la iglesia parroquial de esta villa y en la Puerta del Sol, llamó al licenciado Alfonso Gallego y a D. Francisco de la Cueva, curas de dicha Parroquia y les participó el decreto de la Villa y pedimento de la Cofradía; y respondieron que por parte de la parroquia no había impedimento de entrega de las imágenes; pero, había que proceder primero a licencia y mandamiento del Exmo Obispo; a lo que D. Fernando Gutiérrez de San Martín, respondió de que el presente escrito que portaba, decreta que se haga notoria la respuesta de los curas a la Cofradía, y les entregó el decreto para que dieran cuenta de su testimonio donde pueda y donde convenga, y se lo enviaran al referido obispo de Jaén D. Antonio Fernández de Campo, haciéndole redacción de lo referido, y procediendo de su mandato para su conocimiento y se lleven las imágenes del Sto Cristo y de Ntª Srª a su iglesia del convento para servirla la Villa. Así lo firman los señores Alcaldes.

Firmado:

D. Antonio de Castro Vega, Alcalde Mayor. D. Gonzalo Melchor de Lazcano y Vela, D. Antonio del Arco de la Torre, Alcaldes Ordinarios. D.  Fernando Gutiérrez de San Martín y Miguel López de Carbonell, D. francisco Gutiérrez de San Martín y Luis Gallego Hervás Jurados. Secretario: D. Andrés Gallego Mármol.

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AGUAS DEL POZO LA GUIJARRA, VILLACARRILLO

LIBRO CAPITULAR 1920

Respecto a las primeras aguas potables en Villacarrillo, el día 4 de febrero de 1914, se ordena la reparación y limpieza de las fuentes, La Losa, la Minga, carnicería, de la Torre y Mundo.

El 7 de febrero de 1914, el Alcalde Luis Poblaciones Nieto, presenta las bases y condiciones acordadas con D. Zoilo Rodríguez Nieto, para la traída de aguas potable a la ciudad.

Dichas bases son las siguientes.

1º.-La empresa se compromete a abastecer de agua potable con un mínimo de 250 m3 por día.

2º.- La empresa adquirirá la propiedad de las aguas, así como de los depósitos, acueductos y tuberías necesarias por donde estas discurran, siendo la única que pueda ejercer actos de dominio sobre las mismas durante el plazo de la concesión.

3º.-El plazo de concesión será de 50 años, contados desde la inauguración oficial. Transcurridos estos, el Ayuntamiento adquirirá la propiedad de las aguas que no hayan sido objeto de enajenación de su disfrute a perpetuidad.

4.- La corporación Municipal y propietarios de esta ciudad, se comprometen a adquirir de la empresa constructora con las condiciones que se establecen en este convenio, 250 m3  de agua por día al precio de mil pesetas cada uno, quedando el ayuntamiento obligado a adquirir  como mínimo cien m3, y si los suscritos por los propietarios  subiesen de 150, la corporación solo se obliga a suscribir los que faltasen hasta completar los doscientos cincuenta.

5º.- El pago por los propietarios de sus m3, se efectuará en los plazos y condiciones siguientes: 33% cuando la totalidad de la cantidad de agua establecida, se encuentre en el punto más alto de la población para poderla distribuir en la forma conveniente; otro 33% cuando las aguas estén en los predios y puntos donde han de aprovecharse, y el 34 % restante, cuando las aguas y los aparatos lleven un mes de buen funcionamiento.

El número de m3 que suscriba el Ayuntamiento, los pagará en diez anualidades iguales, abonando la primera al cumplir el año de haber aprovechado las aguas, y así en los nueve años sucesivos.

La Corporación Municipal y el vecindario, ofrecen para la apertura de zanjas donde han de colocarse la tubería, 20,000 jornales como modimun (aportación), sin que se utilicen otras herramientas que la azada y el azadón.

Para el abastecimiento de la población, se instalaran cuatro fuentes públicas y dos abrevaderos, en los puntos que la Corporación decida. Las fuentes tendrán dos caños cada una y suministrarán agua los ocho caños por 50.00o litros diarios.

El plazo para la terminación de las obras será de un año a partir desde la fecha en que se obtenga la concesión.

El once de Febrero de 1914, el concejal Leopoldo del Prado comunica, que tiene conocimiento  que las aguas que discurren en las calles Repullete y de las Minas, que abastecen las fuentes de la plazuela del Pozuelo y de las Monjas, han sido interrumpidas por algunos vecinos de las citadas calles, construyendo pozos que cortan las citadas minas de agua e impiden que llegue el suficiente agua a las dichas fuentes.

Se acuerda formar una comisión para investigar los hechos.

Se descubre que Ignacio Morcillo Torres, c/Antón Pérez 25, estaba construyendo un pozo que cogía agua de la mina que abastece la fuente del pozuelo.

El 24 de agosto de 1914, se le compra a Alfonso Salido Rodero por 50 pesetas, la mina de su propiedad en el sitio del Pozo Concejo de este término, para introducirla en la fuente denominada del Pozo Concejo.

Por el jefe del Instituto Geológico de España, había nombrado al ingeniero de minas, sr Ildefonso Fernández para que practique en esta ciudad los estudios necesarios para alumbramiento de agua potable.

El día 15 de julio de 1915, se acuerda atender la solicitud del vecindario para se instale una fuente en la plaza de la Constitución, encargándola a fundiciones Palacín.

El día 17 de abril de 1919, el alcalde D. Gerardo Pastor Orozco, manifiesta al Pleno:

…Que, recibido el presupuesto extraordinario para abastecer de aguas a la población, y el expediente de arbitrios extraordinarios para nutrir el presupuesto aprobados por la superioridad, y teniendo en cuenta que el gasto a que el presupuesto se refiere, que comprende todo lo relativo a alumbrar y transportar las aguas.

 ..Y como de las investigaciones practicadas por el Ingeniero D.  Luis Marín Cano, de Linares, (1.500 pesetas), resulta que en el sitio de la “Guijarra” es donde puede encontrarse el agua que se precisa, calculando que el gasto no ha de exceder de cinco mil pesetas, conforme a las Disposiciones vigentes, se encarga al concejal D. Antonio Martínez Pérez del seguimiento de las obras, y que se harán por administración dos pozos de alumbramiento.

El 19 de mayo de 1919, se nombra capataz de las obras de alumbramiento de las aguas a Fernando López Carrillo, y regidor interventor de las mismas a D. Antonio  Martínez Pérez.

Para el alumbramiento de las aguas, se realizan dos pozos en el sitio de la guijarra, uno de forma rectangular, de dos metros por tres de anchura y de fondo 9,60 metros, y el otro a cuarenta y nueve metros sesenta centímetros de distancia hacia el norte, de sección circular de 3,00 metros de circunferencia y de fondo 18,65 metros, importando los jornales y materiales 4.850 pesetas.

El alcalde manifiesta que aunque con los dos pozos abiertos, se alumbran aguas para abastecimiento, cree conveniente la apertura de otros ocho pozos, comenzando en la salida del pueblo, en las eras del lado derecho de las carretera de Albacete a Jaén, dirección norte, con el fin de alumbrar más aguas y al mismo tiempo se sirvan para recoger las superiores que se deriven de las ya descubiertas, que podrían ser los cinco primeros pozos, a 25 metros de distancia y los tres restantes a 50 metros. Que como estos pozos por su proximidad al pueblo donde han de discurrir las aguas no han de llevar gran profundidad, entendía que su coste no habrá de pasar de cinco mil pesetas, haciendo las obras por administración como se venía haciendo con los anteriores.

El 14 de Julio de 1919, en vista del buen resultado que han dado los pozos abiertos, se cree conveniente abrir otros cuatro pozos siguiendo la dirección Norte y a 50 metros de distancia unos de otros y hacerlos por administración por importe de 5.000 pesetas.

El 11 de agosto y dado el buen ritmo de afloramiento de agua de los pozos abiertos, se acuerda realizar otros dos más.

La construcción y revestimiento de galerías, se le encarga al maestro albañil Antonio Díaz Mula.

El 20 de septiembre de 1920, se solicita a la Jefatura de Obras Públicas, la autorización para atravesar la carretera, (junto al primer hectómetro del kilómetro 177 de la carretera de Jaén a Albacete, para el paso de tuberías de traída de aguas, y se acuerda establecer una fuente en el comienzo de la callle Iglesia frente al Ayuntamiento.

El 16 de octubre, estando a punto de finalizar la traida de aguas del Pozo La Guijarra, se acuerda fijar los sitios donde se situarán las fuente. Se acuerda por unanimidad se establezca una, a la salida del pueblo junto a la era de D. Juan Rodríguez Avial, con un pilar abrevadero y otra al principio de la calle Iglesia frente al Ayuntamiento.

Acta del 8 de diciembre:

El 8 de diciembre de 1920, congregados en la sala capitular, previamente invitados por el Alcalde D. Gerardo Pastor Orozco, y bajo su presidencia, los Concejales y demás autoridades y particulares, con el fin de hacer la inauguración y bendecir de las fuentes públicas, establecidas con las aguas alumbradas del Pozo de la Guijarra de este término, y llegada que fue la hora señalada de las once de la mañana, el cura Párroco revestido y con la Cruz alzada acompañado de los Coadjutores D. Marcos Pellón, D. Marcos Ruíz Magaña y D. Francisco Palomares Vilches, procedió con el ritual propio para estos casos, a dar la bendición de las mismas ante un numeroso público, que preso de un entusiasmo loco prorrumpió en vivas y aplausos. Terminada la Ceremonia Religiosa, en estentóreos vivas, tanto a la religión representada por su digno Párroco D. Juan Vicente Molina Valero, como al pueblo y al muy ilustre alcalde D. Geraldo Pastor Orozco.

Seguidamente el Párroco desde el balcón central de la casa Ayuntamiento, dirigió la palabra al pueblo y en su hermoso discurso expresó el entusiasmo que sentía por el acto tan simpático como en este día se celebraba; ya por el bien que recaía en beneficio de la vecindad, ya también por lo que representaba para esta culta ciudad. Que sabido era que los pueblos cuando no abandonan los viejos moldes del quietismo y la inercia en que generalmente viven, cuando todo se confía a que la gracia venga de afuera, estos pueblos decaen y vienen a sumirse en el más negro y repugnante oscurantismo. Este pueblo noble cual ninguno, que vive y siente los destellos de la cultura con su joven y heroico Alcalde D. Gerardo Pastor Orozco, fiel intérprete en el sentir de sus conciudadanos, puso en práctica desde sus comienzos a cuantas obras públicas fueron más precisas, y de momento que le permitieron el estado financiero del erario municipal, que aún aparte de los escasos medios con que contaba, comprendiendo la necesidad que este pueblo tenía de aguas potables de que carecía, y no desconociendo que este era un problema muy difícil de resolver, puso todo su empeño, actividad e inteligencia, sacrificó todo su bienestar, su juventud, sus arrestos todos, y acometió tan atrevido como beneficioso ha resultado tal proyecto.

Ya sabemos todos, cuantas dificultades ha encontrado a su paso para realizar sus fines, y ya sabemos también con el tesón, firmeza de carácter, inteligencia con que ha sabido vencer todas aquellas sin desmayo ni abandono. Gratitud y mucha le debemos todos por sus actos y constancia. Gratitud debemos a los propietarios de este pueblo que con su capital, han  cooperado a tan magna obra. Gratitud debemos al proletariado que con su trabajo han ayudado a la misma; y gratitud debemos al Comercio y a la Industria, que de modo directo e indirecto han contribuido a la coronación de esta tan laudada empresa. Por todo ello se permitía hacer un ruego y era la prosecución del respeto mutuo entre todos los ciudadanos y la obediencia y ayuda a las autoridades, para que estas amparadas en la fe y afectos de sus administrados, puedan ponernos a la altura que este pueblo merece.

Acto seguido D. José Guerrero Martín hizo uso de la palabra y en párrafos brillantes, expuso los principales puntos de vista sobre esta tan ardua y provechosa nos había proporcionado el júbilo y contento que hoy sentimos todos por lo que representa el acto que celebramos. Las luchas sostenidas y las dificultades que han tenido que vencer hasta ver coronadas las obras, la carencia de medios y tantas otras cosas como se le han presentado; se necesita una virtud y una voluntad de bronce, impropia de la edad y circunstancias del joven alcalde que rige los destinos de este pueblo, a la que todos debemos reconocer como mérito grandísimo y agradecer siquiera sea por los beneficios que con su noble proceder y honradez intachable nos ha proporcionado.

D. Luis Poblaciones Nieto, con su proverbial sinceridad, con esos arranques propios de un corazón grande, también expresó de un modo entusiasta la satisfacción que sentía en estos instantes por la obra realizada por nuestro alcalde. Se sentía muy orgulloso de haber nacido en este pueblo donde jóvenes como el que nos ocupa y otros que le han precedido, han sabido sacar de la rutina este pueblo, para llevarlo al estado de adelanto y cultura en que nos encontramos.

El señor alcalde tomó la palabra y en muy sentidas frases e impresionado vivamente, manifestó que la emoción que sentía en aquellos momentos embargaba su ánimo acaso bastante lo bastante para no poder expresar su agradecimiento, que era mucho, muchísimo, por las frases laudadas que habían resonado en sus oídos como “Cantico de Ángeles” hacia su humilde persona; que la mayor satisfacción que sentía en estos momentos, es la que queda después de haber cumplido. Grades habían sido sus amarguras ante problemas tan complejos como cada momento se le habían presentado, pero le animaba la esperanza de que el pueblo no le abandonaría en tan críticos momentos y que podría contar con la constancia y serenidad que no le han abandonado jamás a dar cima a la obra que para él constituía un compromiso de honor que había contraído con sus amigos políticos y con el pueblo entero. Y si muy grandes fueron aquellas, hoy como todo en la naturaleza, encontraba la compensación en este acto que para él era el más hermoso de todos cuantos en su vida había pasado. Que jamás hallaron eco las murmuraciones que a sus oídos habían llegado, porque estas murmuraciones como nacidas de espíritus llenos de bajas pasiones y de personas cuyos odios mal reprimidos hacia él y los suyos, solo llegaron y se perdieron en el espacio.

No olvidaba a todos aquellos que a su lado estuvieron desde los primeros momentos, de todos aquellos que con gran generosidad se aprestaron en todo momento a satisfacer los que les había correspondido por arbitrios para subvenir a las necesidades de las obras, así como tampoco olvidaba a aquellos que por todos los medios trataban de impedir las obras cortándole toda clase de recursos para su continuación, atacando duramente y tachándolo de arbitrario, los arbitrios extraordinarios por ilegales fundados en falsas disposiciones, cuya torcida interpretación hacían ver sofisticadamente a los ignorantes la verdad de sus asertos.

Esta Alcaldía, copiando lo que en otros puntos se hacía cuando los recursos naturales se carecía, no tuvo inconveniente en crearlos, y sancionados por las Autoridades Gubernativas Competentes, ponerlos en práctica como único medio para llevar adelante  empresa de esta naturaleza; y por último con la sinceridad que le es propia, dio las gracias más expresivas a todos los propietarios, comerciantes, artistas, industriales y obreros por haber contribuido y cooperado cada cual en la medida de sus fuerzas a la realización de las obras; terminando con un Viva al pueblo de Villacarrillo que fue contestado con delirante entusiasmo.

A requerimiento del público D. Manuel Benavides España, salió al balcón y manifestó que se sentía identificado con todos los vecinos de este pueblo y se asociaba a ellos sintiendo el mismo contento que ellos experimentaban por las obras llevadas a cabo por nuestro ilustre alcalde.

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EL CURA FRANCÉS

Me han venido recuerdos de principio de los años 60 en que era vicario de la iglesia de las monjas «de abajo» (las de arriba eran las mejicanas), el reverendo padre Antoine, más conocido por «el cura francés»; este sacerdote llegó a Villacarrillo en la segunda decena de los años 50. Era un cura comprometido con la clase obrera y, por consiguiente, objeto de críticas, recelo y ninguneo por la clase pudiente y “derechona” de la city.

Organizó un centro de ocio dotado de billar, futbolines, dominó, tebeos, novelas, sala de televisión y hasta un equipo de futbol, también se escuchaba la mejor música del momento; allí entraban jóvenes de todas clases sociales, más el fin primordial era recoger a los jóvenes menos favorecidos por el odioso azar de la cigüeña, les transmitió el consuelo, apoyo y dignidad que todo ser humano merece tener, ayudando económicamente a aquellos que por necesidad marchaban a la «mili» o emigraban a otros lugares de España o Europa (en especial a Francia).

Daba clase de francés en el entonces Patronato de Enseñanzas Medias, siendo un justo y buen profesor, hasta el extremo de quien no se sabía la lección, decía: “lhopital”, “lhopital”, lo que significaba que, tenías que ir por las tardes a la sala de juegos a dar la lección delante de los allí presentes, y te ridiculizaba ante aquella gente (la mayoría analfabetos) si no sabías la lección.

Tenía los «santos bemoles», de si algún mes no cobraba sus haberes en el Centro de Patronato de Enseñanzas Medias, se declaraba en huelga (en aquellos tiempos…), siendo objeto de enojo de las clases más favorecidas, que tenían recato de enfrentarse a él.

Fue un hombre de los que se visten la sotana por los pies, persona que, los que lo conocimos le debemos un homenaje.

Sacerdote austero, padre comprometido con la sociedad. De esos que entra uno cada mil.
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CARTA DEL PAPA PIO IX AL PRIOR PELLÓN

Este documento inédito, fue enviado por el secretario del papa Pio IX al prior Pellón. He tratado por todos los medios, que alguien lo traduzca, para saber el motivo de dicha carta, pero ha sido imposible, incluso en la Catedral de Sevilla. Algunos traductores opinan que debe estar escrito en “clave”, ya que se comentaba la supuesta pertenencia de ambos a alguna logia masónica.

Si alguno/a logra traducirlo, le ruego que nos lo haga saber. Gracias de antemano.

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EL DOCUMENTO DICE:

PIUS PP IX

Dilecte fili, salutem et Apostolicam Benedictionen. Exponendum curavisti Nobis tibi ese in votis ut Misae  tan tibi incumbentes, quan adventitiae, seu devotionis causa ad te celebrandae caelestium numerun, quorum dispensationem Nobis credidit Altisimus, elargitionen per Nos decorentur. Luare a Nobis petüsti, ut in praemissis opportune providere, ac infra indulgere de benignitate Optica dignaremur . Nos igitur püs hisces tuis votis, quantum cum Domino  possumus,  obsecundare volentes, deque Omnipotentis Dei misericordia, ac B.B. Petri et Pauli Opp: ejus auctoritate comfisi ; tibi, dilecte fili, ut quandocumque sacrosanctum Missae sacrificium pro Anima cujuscumque Chistifidelis, quae Deo in charitate comjuncta ab ac luce migraverit, ad quodvis Altare celebraveris, Missae sacrificium hujusmodi quater tantum pro qualibet hebdomada Animas seu Animabus, pro qua, seu pro quibus  celebratum fuerit, perinde  suffragetur, ac si ad Privilegiatum Altare prisset celebratum, Auctoritate apostolica tenores praesentium comcedimus et indulgemus. Non obstand Nostra et Cancellariae Apostolicae regula de non concedendis indulgentüs ad instar, alüsque constitutionibus, et Ordinationibus Apostolicis, caetorisques contrarüs quibuscumque. Volumus autem, ut si tibi alias ab hac apostolica sede privilegium bujusmodi concessum fuerit, illud revocatum sit, prout per praesentes Apostolica Auctoritate revocamus.

Datum Romae apud S. Petrum  sub amnulo  Piscatoris dies XVI Julü MDCCCLVIII. Pontificatus – Nostri Anno Decimotertio.